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'Dijo que iba a trabajar por los pañales de sus hijos': relato del padre de conductor asesinado

  • 08 mayo 2019 /

Alejandro Montoya Gutiérrez (20 años) fue acribillado en el interior del rapidito que manejaba.

Tegucigalpa, Honduras.

La escena hablaba por sí sola. El dolor, tristeza y la impotencia tiñeron de negro la cálida tarde de un padre cuando confirmó con sus propios ojos el asesinato de su hijo.

Alejandro Montoya Gutiérrez (de 20 años) era el conductor de un rapidito del transporte público de Tegucigalpa. El joven fue acribillado por sicarios cuando conducía por el bulevar del norte, cerca del mercado Zonal Belén.

Su padre y su madre se encontraban viendo las noticias cuando un contacto de último momento les hizo sospechar que su hijo era la nueva víctima de la violencia en Honduras, por lo que tomó un taxi para que lo llevara hasta el lugar de los hechos.

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Debido a que el tránsito de vehículos se estancó por el suceso, el señor se fue corriendo hacia el bus y sus ojos confirmaron lo que su corazón se negaba a creer.

El padre intentó subirse al bus, pero los policías impidieron que lo hiciera para que no contaminara la escena de crimen.
Cuando vio que el cadáver sobre el asiento del conductor era el de su hijo, intentó subirse al bus, pero los policías que resguardaban la escena del crimen lo impidieron. Frente al vehículo comenzó a llorar y a lamentar el hecho.

Después de que Alejandro Montoya recibió los impactos de bala, el bus quedó sin control y se estrelló contra un edificio comercial.

El padre del joven dijo que 'estaba viendo las noticias en casa cuando mi esposa me dijo que el bus se parecía al de Alejandro'.

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Expresó que siempre recomendaba a su vástago el conducir con prudencia y que averiguara -previo a andar trabajando- si los transportistas estaban al día con el pago de las extorsiones.

El bus impactó contra un edificio comercial.
Alejandro Montoya Gutiérrez era padre de dos bebés: una niña de año y medio y un niño de 1 año.

El progenitor del joven dijo que, aunque no vivía con los niños, trabajaba para poder mantenerlos y que a veces hasta a su padre le llevaba '500 lempiras'. Confesó que este día le pidió que no trabajara, pero que él le respondió 'voy a ir a trabajar por los pañales (de sus hijos)'.

El desconsolado padre, que trabaja como taxista, dijo sentirse 'derrotado'. 'No puedo hacer nada, esto es parejo, al que no paga se la desquitan (los extorsionadores) con el que sea... las personas que hicieron eso los perdono, no soy quien para juzgar, pero se lo dejo todo a Dios porque va a hacer justicia', manifestó.