A garrotazos fue ultimado ayer por un joven el motorista de uno de los taxis colectivos que cubre la ruta del centro a las colonias Ideal y Las Vegas. El muerto fue identificado por las autoridades policiales como Julio Orellana Miranda (de 69 años).
Testigos relataron que a eso de las 10:30 am, Orellana se vino en el carro de alquiler con número de registro 4165 que conducía del estacionamiento que tienen en el barrio Guamilito a hacer meta al punto de los taxis ubicado en la 2 calle y la 5 avenida noroeste, una cuadra al norte de la Municipalidad.
Cuando Orellana llegó al punto, tras bajarse del taxi, se le acercó un joven que vestía un jean azul y una camiseta blanca e iba con un garrote en la mano.
Tras discutir unos instantes, el individuo empezó a agredir al taxista con el garrote. El ruletero cayó al suelo y el tipo lo siguió golpeando.
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Los testigos relataron que el individuo huyó por la 2 calle rumbo al oeste y en su carrera botó el garrote cerca de unas canastas de plástico de una venta de frutas que está frente al punto de taxis. Dijeron que un ciudadano que en esos momentos pasaba por el lugar siguió en su carro al agresor del taxista e incluso se metió en contravía por la 2 calle. El conductor del vehículo le hizo varios disparos al aire y a media cuadra lo sometió con la ayuda de otros ciudadanos.
Julio Orellana, 69 años.
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Las autoridades policiales informaron que el capturado relató que hace tres días una tía suya viajó en el taxi que conducía Orellana y dejó olvidada una cartera en la que traía 11,500 lempiras de las ofrendas de la iglesia evangélica a la que asiste.
Se informó que el detenido manifestó que su tía llegó el lunes a reclamarle al taxista el dinero, pero no lo recuperó.
Sierra Saavedra le dijo a la Policía que su tía le manifestó lo que había sucedido, y ayer él se vino a reclamarle al conductor del taxi el dinero, pero empezaron a discutir y fue cuando lo agredió con el garrote.
Los compañeros taxistas de Orellana dijeron que tenía de trabajar en el punto unos tres meses y lo describieron como un hombre tranquilo y que no creen que se haya quedado con el dinero.
Escena del crimen.
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