San Pedro Sula, Honduras.
Un chalé en Santa Cruz de Yojoa, un centro social privado en La Ceiba y dos residencias en Cortés son las propiedades aseguradas ayer en el segundo día de la operación Hefesto.
El Ministerio Público y la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic) continuaron ayer con los aseguramientos de propiedades vinculadas con un narco hondureño condenado a cadena perpetua en Estados Unidos.
El hondureño Sergio Neftalí Mejía Duarte lideraba una red internacional de transporte de droga.
Ayer aseguraron una propiedad en la salida vieja a La Lima, Cortés, y una vivienda en residencial Casa Maya, de San Pedro Sula, inscrita a nombre de Sandra Lucía Rivas Maldonado y Francis Abigaíl García Cárcamo.
Un chalé en Santa Cruz de Yojoa, un centro social privado en La Ceiba y dos residencias en Cortés son las propiedades aseguradas ayer en el segundo día de la operación Hefesto.
El Ministerio Público y la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic) continuaron ayer con los aseguramientos de propiedades vinculadas con un narco hondureño condenado a cadena perpetua en Estados Unidos.
El hondureño Sergio Neftalí Mejía Duarte lideraba una red internacional de transporte de droga.
Ayer aseguraron una propiedad en la salida vieja a La Lima, Cortés, y una vivienda en residencial Casa Maya, de San Pedro Sula, inscrita a nombre de Sandra Lucía Rivas Maldonado y Francis Abigaíl García Cárcamo.
A los familiares y socios de Sergio Neftalí se les confiscarán viviendas, 14 sociedades mercantiles, 12 vehículos y cinco cuentas bancarias en los departamentos de Francisco Morazán, Cortés, Atlántida y Colón. En total son 36 bienes inmuebles. Aún faltan por asegurar una finca en Cedros, Francisco Morazán; otra en Cuyamel, Cortés; y en Sico, Colón. La organización que dirigía el hondureño de 41 años, cuatro hermanos suyos y otros socios, según investigaciones de la Atic, “adquirió de forma ilícita los bienes a privar mediante el tráfico de drogas y lavado de activos”, añadió el Ministerio Público.
La red de Duarte Mejía “operó por más de una década en el Valle de Sico, en Colón, y llegó a tener fuertes vínculos con los hermanos (Javier Heriberto y Devis Leonel) Rivera Maradiaga y con la organización de Winter Blanco”, todos presos en Estados Unidos.
