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Triste adiós en el sur a niño asesinado frente a escuela

  • 03 abril 2018 /

Rodis Peralta, quien cursaba el séptimo grado, fue enterrado ayer en Choluteca entre el llanto de familiares y amigos.

    Choluteca, Honduras.

    Rodis tenía 12 años y quería ser piloto, pero una bala perdida acabó para siempre con ese sueño y ayer lo sepultaron en su natal Choluteca.

    El centro de educación básica Monseñor Jacobo Cáceres ávila, en la capital, lució desolado ayer tras la muerte de uno de sus más queridos alumnos.

    El pequeño Rodis Eduardo Peralta falleció trágicamente tras ser alcanzado por una bala perdida en la aldea Nueva Suyapa de Comayagüela.

    De acuerdo con la versión oficial, el niño fue despachado del colegio porque se sentía mal de salud, sin que nadie se imaginara lo que iba a ocurrir momentos después.

    El hecho se dio a las 11:30 am, justo cuando el menor salía del instituto. En ese instante, malhechores intentaban asaltar un bus de la ruta urbana y se produjo un tiroteo producto del intento de defensa de un pasajero.

    Ronmel Martínez, titular de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), dijo que hay equipos especializados que realizan las averiguaciones. “Las investigaciones llevan buen curso y se avanza a paso seguro”, detalló Martínez.

    Los restos del pequeño Rodis fueron velados en la casa de su madre en la aldea de Suyapa, desde donde partieron a eso de las 9:00 am al barrio Sagrado Corazón en Choluteca. Allá lo esperaban su abuela, tíos y primos, quienes nunca pensaron que el pequeño pasaría por esa situación. Estuvieron toda la noche en vela esperando por sus restos.

    Pese a que Rodis, padre del menor, no quiso dar declaraciones a los medios de comunicación, el joven aseguró que nunca pasó por su mente que su primogénito regresaría a Choluteca en un ataúd.

    La madre del niño no encontraba consuelo y pedía constantemente a Dios que le diera fuerza para enfrentar el dolor.

    “No me lo dejaron vivir lo suficiente, mi niño era tan lindo y me lo quitaron… me quitaron a mi niño”, comentaba entre lágrimas la señora.