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Wilmer Chirinos levantaba pesas desde que era un niño

  • 23 marzo 2018 /

De guardia de seguridad de un gimnasio pasó a ser uno de sus instructores. Se esforzó hasta que ganó el título de Mister Honduras amateur.

San Pedro Sula, Honduras.

Poco antes de que el atleta Wilmer Chirinos se estrellara en su motocicleta contra la caseta del peaje del bulevar del norte, una doctora del hospital Mario Rivas le había aconsejado que no corriera mucho.

Fue la tarde de este lunes cuando la profesional de la Odontología estaba, como clienta del gimnasio Plaza Andonie, contándoles a Chirinos y su compañero Carlos Galeano, cómo llegan motociclistas accidentados al centro asistencial.

“Viera a este loco cómo corre”, le comentó Galeano a la odontóloga al escuchar su relato. Fue entonces cuando ella le sugirió a Chirinos que tuviera precaución para no ser otra víctima de la velocidad.

Wilmer Chirinos
Sus hermanos Gredil y Marisol visitaron anteayer su tumba en el cementerio La Puerta, de San Pedro Sula.


Chirinos aceptó el consejo y se comprometió a reducirle la velocidad a su motocicleta; pero horas más tarde, cuando se dirigía a su apartamento, en Choloma, sufrió el mortal percance debido a que un perro se atravesó en su camino y perdió el control del automotor.

El atleta, quien era instructor en ese gimnasio, ya había sufrido dos accidentes, a raíz de los cuales su gran amigo Carlos Galeano también le había pedido: “No corrás tanto, que esos son avisos que te está mandando Dios”.

Los dos amigos se conocieron en 2005 mientras ambos entrenaban en un gimnasio de la colonia López Arellano de Choloma. Desde entonces anduvieron juntos hasta que la muerte se interpuso.

Wilmer Chirinos
Sus hermanos Gredil y Marisol visitaron el gimnasio, en donde se encuentran sus medallas y trofeos.


Se separaron momentáneamente en 2009 cuando Chirinos se fue a trabajar a un gimansio de San Pedro Sula, primero como guardia y luego como instructor, pero luego se juntaron en la Plaza Andonie.

Galeano relató que esa noche Chirinos salió primero del trabajo despidiéndose de él con un “cheque loco”, mientras levantaba el puño en señal que todo iba bien.

Wilmer Chirinos
Le gustaba tomarse fotos en grupo con sus compañeros.


Marisol Murillo, hermana de Chirinos, comentó que este había demostrado su afición por el fisiculturismo desde que estaba niño. “Una vez alguien le dio dinero y lo primero que hizo fue ir a comprar cemento para hacer una pesa, usando dos latas vacías de leche y un tubo”. También iba anotando en un cuaderno el número de lagartijas que hacía cada día.

El año pasado, Wilmer Chirinos había logrado hacer realidad uno de sus principales sueños: ganar el primer lugar del concurso Mister Honduras que se realizó en Tegucigalpa. Dos meses después recibió otro trofeo en El Progreso. A sus cuarenta años comenzaba a cosechar los frutos del esfuerzo que había hecho durante su vida.

Wilmer Chirinos