San Pedro Sula, Honduras.
La Policía investiga el fallecimiento del administrador de un hotel del barrio Lempira, a quien hallaron muerto ayer en una habitación del alojamiento.
El muerto es Alberto Bográn (de 60 años), según lo informado por las autoridades.
A las 11:00 am, la Policía recibió una llamada informándole que en el Hotel Lempira, situado en la ocho avenida, entre siete y ocho calle, estaba muerto un hombre. Unos policías corroboraron que la información era verídica y que el cadáver estaba en la habitación número diez.
Las autoridades informaron que, de acuerdo con los trabajadores del hotel, en la mañana Bográn mandó a la aseadora a traer cuatro baleadas. Al llegar la empleada con la comida, Bográn le dijo que agarrara una y las otras tres se las llevara a la habitación donde él vivía.
La aseadora le preguntó a su jefe por qué tanta baleada para él, y Bográn le dijo que estaba esperando a una muchacha, que llegó pocos minutos después y se metió a la habitación con el sexagenario. Una hora después la mujer salió. La Policía informó que cuando habían pasado dos horas y Bográn no salía, los trabajadores empezaron a tocar la puerta, pero no la abría, por lo que entraron al cuarto y lo hallaron muerto en el piso, cerca de la cama. El cuerpo del septuagenario estaba ensangrentado y en el piso y la cama también había sangre.
En el cuarto también hallaron bebidas embriagantes. Al inicio la Policía manifestó que era un homicidio, pero el dictamen forense establece que el cuerpo no presentaba lesiones ni heridas. La Policía luego informó que supuestamente Bográn se intoxicó y vómito sangre. El dictamen forense establece que la causa de la muerte es indeterminada.
La Policía investiga el fallecimiento del administrador de un hotel del barrio Lempira, a quien hallaron muerto ayer en una habitación del alojamiento.
El muerto es Alberto Bográn (de 60 años), según lo informado por las autoridades.
A las 11:00 am, la Policía recibió una llamada informándole que en el Hotel Lempira, situado en la ocho avenida, entre siete y ocho calle, estaba muerto un hombre. Unos policías corroboraron que la información era verídica y que el cadáver estaba en la habitación número diez.
Las autoridades informaron que, de acuerdo con los trabajadores del hotel, en la mañana Bográn mandó a la aseadora a traer cuatro baleadas. Al llegar la empleada con la comida, Bográn le dijo que agarrara una y las otras tres se las llevara a la habitación donde él vivía.
La aseadora le preguntó a su jefe por qué tanta baleada para él, y Bográn le dijo que estaba esperando a una muchacha, que llegó pocos minutos después y se metió a la habitación con el sexagenario. Una hora después la mujer salió. La Policía informó que cuando habían pasado dos horas y Bográn no salía, los trabajadores empezaron a tocar la puerta, pero no la abría, por lo que entraron al cuarto y lo hallaron muerto en el piso, cerca de la cama. El cuerpo del septuagenario estaba ensangrentado y en el piso y la cama también había sangre.
En el cuarto también hallaron bebidas embriagantes. Al inicio la Policía manifestó que era un homicidio, pero el dictamen forense establece que el cuerpo no presentaba lesiones ni heridas. La Policía luego informó que supuestamente Bográn se intoxicó y vómito sangre. El dictamen forense establece que la causa de la muerte es indeterminada.
