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'Que Dios se encargue de darle su castigo', padre de niña asesinada a balazos

  • 23 noviembre 2017 /

Este es el segundo crimen que ha golpeado al caficultor de 61 años.

Santa Bárbara, Honduras.

Aún incrédulo de lo que fue capaz de hacer su mujer, el caficultor Ángel Humberto Santos (61) contó el terrible momento que vivió cuando Sandra Suyapa Cantarero (22) le infirió dos balazos a su pequeña hija en la casa de habitación donde residían como familia.

“Los días que vivimos juntos viví tan feliz y creí tanto en el hogar que confíe todo en ella. Sandra fue humilde, atenta, cariñosa con su hija y conmigo, y no tengo queja de ella y no me explico por qué mató a la niña”, contó el acongojado caficultor.

Santos y Cantarero llevaban un año de convivir juntos en la aldea San Pedrito de Santa Bárbara, zona occidental de Honduras.

Santos recordó que el lunes en la mañana se fue en su carro para Atima a comprar concentrado para los cerdos, cosas para el negocio y una leche para la niña que le encargó su mujer, y a las 3:30 pm regresó a su casa en la aldea San Pedrito. Dijo que al llegar se dirigió al cuarto donde estaba su esposa con la niña y tras saludarla notó que ella guardaba sus manos bajo su camiseta pero no sospechó nada.

El hombre volvió a salir a descargar las cosas del carro. Pocos minutos después escuchó dos disparos en el cuarto y “yo en mi mente dije: 'Esta mujer loca está disparando la pistola al aire’, y corrí. Al entrar ya miré a la niña muerta”.

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“Yo le dije a Sandra: ‘qué hiciste’, y la insulté, y en eso entró mi sobrino y me preguntó: ‘qué fue, tío’, y yo le dije: ‘se hartó mi niña’”, expresó Santos. Indicó que Sandra solo se limitó a decirle: “La maté”. Luego la mujer quedó muda.

Rápidamente Santos, en su afán de salvar a la niña, le dio respiración boca a boca, pero ya “estaba muerta y empecé a llamar a mi hijo mayor, y llamé a la Policía de Atima, que tengo su número, pero nadie me contestó, y yo andaba loco en la casa llamando de aquí para allá”.

Justo en esos instantes, la desalmada madre aprovechó la desesperación de su marido y huyó con la pistola en la mano.

'Yo estaba más pensando en cómo salvar a mi criatura”, relató Santos entre sollozos.

El caficultor no pide nada contra su mujer, sino que “Dios se encargue de darle su castigo”. Santos aseguró que no perdona a Sandra porque le mató a su hija, que era lo más preciado que tenía. “Bien pude matarla a ella cuando miré a mi hija muerta.Yo le pedí a Dios que me diera fortaleza, y me la dio, para no matar a mi mujer”.

Pero esta no es la primera vez que Santos vive una situación dolorosa ya que hace un año se suicidó una joven de 16 años que hacía vida marital con él.

Sandra Suyapa Cantarero fue capturada por la policía en las últimas horas, ahora serán los hombres los encargados de hacerle justicia a la pequeña Maryory.