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Pruebas científicas, vaciados telefónicos y testimonio de viuda hundieron a Kevin Solórzano

  • 28 septiembre 2017 /

Para dos de los tres jueces, los medios de prueba del Ministerio Público fueron los que cumplieron con las exigencias de la prueba legítima y objetiva.

Tegucigalpa, Honduras.

El dictamen de la autopsia AT-1983-2014, practicada por Medicina Forense, estableció que la causa de muerte de Edwin Geovanny Eguigure Abdul, ocurrida en noviembre de 2014, en la aldea El Chimbo, municipio de Santa Lucía, fue por un proyectil de arma de fuego que lesionó el cerebro y 40 puñaladas, de las cuales nueve fueron en la cabeza.

Esa prueba, más los vaciados telefónicos que se hicieron al número de Kevin Solórzano, además del reconocimiento en rueda en donde en tres ocasiones los testigos del Ministerio Público, lo identificaron como la persona que participó en el crimen y el testimonio de María Auxiliadora Sierra hundieron a Kevin.

Fueron las pruebas científicas, testificales y documentales que al final no ayudaron a Kevin, al contrario, comprometieron su inocencia y al final dos de los tres togados dictaminaron que Kevin Solórzano es culpable

Foto: La Prensa

El testimonio expuesto en juicio por María Auxiliadora Sierra fue clave para condenar al universitario.
No pesaron pruebas de defensa

Los esfuerzos de la defensa por desvanecer cada prueba que el Ministerio Público recolectó desde el día del asesinato, no lograron incidir en la decisión de los jueces.

En el proceso, la defensa del universitario presentó una constancia extendida por el secretario general de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), en el Campus de Ceutec, además de un reporte de asistencia en el que se establecía que Kevin Josué Solórzano, asistió a sus clase de las siete de la mañana, ese 11 de noviembre. También se presentó un disco compacto (CD), video que registra la asistencia de Kevin, se observa cuando el joven ingresa a la Universidad, así como las declaraciones de testigos que propuso la defensa.

Pero todo se descartó, hasta la nota donde se hacía constar el registro de llamadas que el universitario hizo a las 5:44 am y otra a las 6:14 am, las mismas no fueron valoradas.

En el proceso no tuvieron peso las pruebas testificales, donde la madre de Kevin, Ana Betty Hernández Paredes, la de Santos Elías Rodríguez Amaya, y la declaración de su amigo Luis Felipe Berríos fueron desacreditadas. Había contradicciones en los relatos que hicieron dudar a los jueces. Es el caso de Luis Felipe, quien en el interrogatorio manifestó desconocer el número de placa del vehículo en el que se conducía, declarando que solo conocía que su carro es un Honda con tonó negro.

Declaró además que cuando salió de la zona había una cola desde la casa del expresidente Porfirio Lobo, siendo las 6:00 am, una hora que en las conclusiones los jueces determinaron que no había tráfico y que por lo tanto los testimonios no debían ser tomados en cuenta.

Alegaciones de la Fiscalía

Las pruebas del Ministerio Público, específicamente en los vaciados telefónicos que se presentaron tanto de la empresa de telefonía como de los extraídos por la Unidad de Intervenciones de la Comunicaciones (UIC) acreditaron que el 11 de noviembre de 2014 no hubo tráfico de llamadas entre el imputado y el joven Luis Felipe Berríos, información que fue presentada el 8 de diciembre de 2014 como medio de prueba de la parte acusadora.

El video fue desacreditado en vista que según los jueces el hecho del que se le acusa acontece aproximadamente a las 6:00 am, y que Kevin se marcha del lugar en un carro, por lo que de la aldea El Chimbo al campus de Ceutec, en Los Próceres, en el análisis técnico y tomando en cuanta el tráfico vehicular demuestran que es posible que en una hora se realice el recorrido e incluso se cambien de ropa dentro del vehículo, tal como lo declaró la testigo X1 .

La coherencia en las declaraciones de la testigo hicieron que los jueces determinaran la existencia de un delito, así como los indicios racionales de que Kevin Solórzano es culpable.

La falta de investigación que desde un principio alegó la defensa se desvirtuó. Lejos quedó el argumento de un requerimiento equivocado, de una entrevista en la cual no se le dieron a conocer sus derechos y que el retrato hablado tenía deficiencias y que lo único confiable era una testigo cuyo relato no era corroborable. Kevin durante el proceso lo tuvo todo en contra, al final la justicia decidió que ante las pruebas científicas, reconocimientos en rueda, vaciados telefónicos y testimonios presentados por la Fiscalía, su culpabilidad no era discutible y que debía pagar por un asesinato que fue el que apagó la vida de un exfiscal.