24/04/2024
12:27 AM

Escuela Americana y su espléndida fiesta de graduación

Emocionante estuvo la fiesta de los bachilleres de la Escuela Americana de Tegucigalpa

Tegucigalpa.

La generación 2016 de la Escuela Americana le dijo adiós a la secundaria con una gala intensa y llena de entusiasmo.

El sábado comenzó la temporada de graduaciones de las escuelas bilingües del país, y la primera fiesta fue la cita de rigor entre la sociedad de Tegucigalpa. El centro de convenciones del hotel Honduras Maya estaba abarrotado a su capacidad por gente elegante y padres orgullosos por el triunfo académico de esta clase que en pocas semanas emprenderá otro destino educativo, pero en las aulas de universidades de España, Canadá, Estados Unidos y Honduras.

La clásica escalinata gris ataviada con cientos de rosas rojas enmarcó la entrada de los graduados y el desfile junto a sus padres por la alfombra roja en un pasillo adornado con los rostros de cada uno de los estudiantes.

En el interior y gracias a una transmisión de circuito cerrado, unos mil invitados admiraban cada detalle del recorrido entre aplausos y fotografías para el recuerdo.

Después de una hora de protocolo, los ahora bachilleres ingresaron con sus copas de luces neón en medio de la tradicional algarabía y entonando una canción que simbolizaba su júbilo por graduarse.

Los discursos estudiantiles no faltaron y todo fue una reflexión para mantener unida a esta promoción y ser orgullo de sus padres mediante la excelencia académica en las universidades donde cursarán diversas carreras que van desde negocios y finanzas, hasta diseño y medicina.

La estancia fue adornada con esferas gigantes, lienzos templados de tonos neón y luces multicolores led que Víctor Lacayo dispuso gracias a su equipo de Xtreme eventos.

La alegría se apoderó de la concurrencia, que de inmediato se adueñó de la pista para bailar las mezclas del disyóquey sampedrano Bishop, que hizo que la gente la pasara como nunca.

El equipo de banquetes del hotel Honduras Maya dispuso un bufé de irresistibles manjares, y lo mejor en licores importados, que fueron degustados por los invitados hasta que llegó el amanecer y se despidieran de los felices egresados de la prestigiosa Escuela Americana.