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Infanta Cristina absuelta de fraude fiscal

  • 17 febrero 2017 /

Su esposo fue condenado.

España.

Denostada por la familia real y por millones de españoles, la infanta Cristina de Borbón tuvo un final agridulce a cinco años de culebrón judicial: absuelta de fraude fiscal, vio a su marido condenado a prisión.

En enero de 2016, la infanta de 51 años se convirtió en la primera integrante de la familia del rey en ser juzgada, acusada de complicidad de fraude fiscal con su marido, Iñaki Urdangarin, protagonista de un escándalo de malversación de fondos públicos.

El tribunal de Palma de Mallorca finalmente estimó que no había cometido ningún delito pero le impuso una multa de 265.000 euros por haberse lucrado con las ganancias ilícitas de su esposo.

Su esposo desde hace veinte años y padre de sus cuatro hijos corrió menos suerte y fue condenado a seis años y tres meses de prisión por varios delitos. Pero la infanta se mantiene unida a su marido contra viento y marea. 'Creyó, cree y seguirá creyendo en la inocencia de su esposo', dijo su abogado Miquel Roca tras conocer la sentencia.

Nacida el 13 de junio de 1965 en Madrid, Cristina tenía fama de ser la más avispada e independiente de los tres hijos de los reyes Juan Carlos y Sofía. Algunos la consideran altiva, pero Consuelo León, coautora de una biografía editada en 1997, describe a Cristina como una princesa 'tímida e introvertida' tras 'una infancia muy protegida'.

Una infanta rompedora

Intelectual y deportista, apasionada de vela, causó sensación a los 19 años cuando escogió estudiar ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid, una de las facultades más contestatarias.

Tras culminar un máster en relaciones internacionales en Nueva York, se instala en Barcelona, alejándose a los 27 años de unos padres malavenidos por las infidelidades del rey. En 1997, su boda con un jugador del FC Barcelona de balonmano, marcó un apogeo en la popularidad de la familia real española.

Radiante con su diadema de diamantes, la 'infanta catalana' regaló al país un momento inhabitual de comunión nacional, casándose con un vasco en Barcelona. 'La infanta se enamoró perdidamente de Iñaki, un chico alto, rubio, con los ojos azules', afirmaba el año pasado B , controvertido cronista de la monarquía. Y 'sigue enamorada, dispuesta a acompañarle hasta más allá de la cárcel' a pesar de las presiones de su padre y su hermano para que se divorcie.

'La pareja está más unida que nunca', aseguraba esta misma semana la revista del corazón Hola.

Los malos de la película

En 2004 Cristina e Iñaki se compran un palacete en Barcelona por 6 millones de euros. '¿De dónde sale el dinero?', se preguntaba el diario El Mundo, especulando ya sobre cómo Urdangarin manejaba los fondos públicos y privados de su instituto Nóos.

Cuando estalló el caso a finales 2011, en plena crisis económica, para los españoles pasaron a ser 'los malos de la película', afirma la especialista de la familia real, Ana Romero.

'En momentos de crisis económica y penuria, fueron vistos como personas muy egoístas, hedonistas', sospechosos de haber pagado con dinero malversado viajes, fiestas familiares y hasta clases de salsa a domicilio.

Siempre con su marido y exiliada a partir de 2009 en Washington y en Ginebra desde 2013, Cristina siguió trabajando para la fundación del banco español La Caixa y de la fundación de Aga Khan, amigo de su padre.

'Ella no acepta psicológicamente lo ocurrido: es tremendo, desde el año 2011, ellos han desparecido de la Casa Real', explica a la AFP la periodista Ana Romero, autora de un libro sobre el fin del reinado de Juan Carlos I, forzado a abdicar en 2014 sacudido por varios escándalos, entre ellos éste.

Su hermano Felipe, de quien era muy cercana, ni siquiera la invitó a su ceremonia de proclamación como rey. Y en 2015 le retiró el título de duquesa de Palma, regalo de matrimonio ofrecido por su padre.

Pero según la prensa del corazón, su madre Sofia y su hermana Elena siguen apoyándola, discretamente.