San Pedro Sula.
Asbel Cruz viajó acompañado de unas 25 personas desde San Lorenzo y Nacaome, Valle, hasta
San Pedro Sula para salir en caravana hacia Guatemala, llegar a México y posteriormente a Estados Unidos.
Aunque esta es la primera vez que Cruz intentará cruzar la frontera, entre quienes lo acompañan se encuentran ciudadanos que este es su segundo y tercer intento.
Muchos del grupo aseguran que ya van preparados psicológicamente para lo que pueden enfrentar en el camino, y aunque saben que pasarán hambre, frío, cansancio y otras vicisitudes, su objetivo vale la pena.
La primera caravana de emigrantes de este año salió anoche con el objetivo de arribar a Estados Unidos, pese a los acuerdos migratorios entre EUA y Centroamérica, y a las advertencias de los peligros a los que se enfrentan en esa travesía.
Desde ayer en la tarde comenzó a formarse un grupo de personas provenientes de diferentes partes del país, en su mayoría del interior, en la Gran Central Metropolitana de Buses, en el bulevar del sur.
En horas de la tarde se contaban más de 150 personas, pero por la noche ya eran más de mil.
Anoche, a las 9:00 pm, un grupo emprendió la marcha hacia la frontera con Guatemala, en Corinto, Omoa.
Otro grupo anunció que se marcharían hoy por la madrugada en caminata a la frontera con Guatemala, por Aguacaliente, Ocotepeque.Uno de los argumentos de los viajeros para emprender la aventura sigue siendo la falta de empleo.
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| Guatemala, El Salvador, México y Honduras firmaron el año pasado con EUA convenios de tercer país seguro.
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“En el caso de la zona sur, ahorita hay empleo, pero solo es por temporada, se trabaja en cultivo de melón y corte de caña, pero después quedamos sin trabajo”, dijo Cruz, quien espera poder enviar dinero a sus dos hijos.
 Los rostros de los viajeros eran desoladores.
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El fenómeno de las caravanas comenzó en marzo de 2018 y continuó en 2019, autoridades estiman que más de 20,000 hondureños salieron del país en caravanas y aseguran que la mayoría de esos connacionales ya han sido deportados o han retornado a Honduras de manera voluntaria.
Con su pequeño hijo viaja Sonia López, quien deja a una hija de 10 años al cuidado de su padre.
“No tengo trabajo desde hace ocho meses, trabajaba de empleada doméstica. Espero llegar, trabajar y ayudarle a mi mamá”, expresó López que viaja acompañada de unas 40 personas provenientes de San Antonio de Flores, El Paraíso.
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Por falta de empleo, Rosa Sánchez, madre soltera de tres hijos, decidió irse en la caravana con los dos varones de nueve y tres años, el tercero se lo dejó a su madre. “Yo lavo ajeno, ayudo a una muchacha a moler, pero no me ajusta”, puntualizó.
