25/04/2024
10:59 AM

Más de 800 familias hondureñas contrarrestan el cambio climático con producción resiliente

Comunidades del corredor seco reciben apoyo de la Unión Europea y otros organismos para vencer la inseguridad alimentaria.

La Paz, Honduras.

Cada vez hay más familias felices en las comunidades cercanas a las microcuencas de El Venado, El Chiflador, Guaralape y San Antonio en el suroccidente de Honduras.

La conservación y manejo del agua de dichas zonas, ahora permite que el recurso indispensable para la producción de sus alimentos permanezca a su alcance y con ello, la seguridad alimentaria de miles de familias esté asegurada.

Además, gracias a que han aprendido nuevas técnicas para el cultivo de café, granos básicos y cítricos pueden hacerle frente a cualquier condición climática inesperada que cada vez se vuelve más común y además proteger el ambiente de los gases de efecto invernadero que provocan el mismo calentamiento global.

Foto: La Prensa

Los productores hondureños han recibido financiamiento y apoyo para reimpulsar sus cultivos de café y granos básicos.
En menos de dos años, pobladores lencas y mestizos de departamentos como La Paz y Lempira se han vuelto ejemplos de agricultura resiliente en zonas rurales del país y han puesto en práctica acciones de desarrollo sostenible gracias al apoyo de organizaciones internacionales y entidades del Estado que luchan por la acción climática.

En total, más de 800 familias trabajan arduamente para garantizar la provisión de sus alimentos y generar ingresos de manera eficiente a través de financiamiento y entrenamiento en la industria agrícola.

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El proyecto Agricultura Familiar Climáticamente Inteligente con Enfoque de Gestión Integrada para la Producción Resiliente de Alimentos en Centroamérica (AFCI PRA) vino a ser un 'manantial en el desierto' para la zona en mención debido a los embates del cambio climático en Honduras.

Este país centroamericano fue declarado en 2018 como el más vulnerable por el calentamiento global y prueba de ello han sido los recientes desastres que huracanes como Eta y Iota han dejando casi de forma simultánea en la zona norte, oriente y occidente en el año recién pasado.

Alrededor de 1.6 millones de hondureños sufrían de inseguridad alimentaria antes de tales fenómenos climáticos, según la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), lo cual indica que dicha cifra se ha empeorado en la actualidad.

Proyecto salvador

Afortunadamente, para las comunidades del sector sur oriente como Cabañas, Marcala, Opatoro, y Santa Ana, la Unión Europea (UE) através del programa Euroclima junto con el Servicio Holandés de Cooperacion al Desarrollo (SNV) y la Asociación para el Manejo Integrado de Cuencas de La Paz y Comayagua (Asomaincupaco) unieron fuerzas para poner en marcha el proyecto cuya inversión ronda los 1.2 millones de euros (unos 37 millones de lempiras) aportados por la primera entidad mencionada.

Con ello se buscó la producción resiliente de alimentos bajo un enfoque de gestión sostenible del recurso hídrico por parte de organizaciones locales en el contexto de sus prácticas ancestrales.

Foto: La Prensa

Los productores han recibido herramientas para el cultivo resiliente de café y otros cultivos.
'Los agricutores de estas zonas se estaban viendo gravemente afectados debido a la variabilidad climática ocasionada por los fenómenos del niño o la niña, sumado a las prácticas culturales poco efectivas que generaban producciones muy bajas y expuestas al cambio climático', explicó Douglas Benavidez, representante de SNV Centroamérica quien es el organismo ejercutor del proyecto.

Por esta razón, se dieron a la tarea de impulsar el proyecto que en sencillas palabras se trata de producir alimentos a pesar del cambio climático.

Para lograrlo, se dieron a la tarea de capacitar a los líderes de estas comunidades en la validación y adopción de sistemas de producción agropecuaria climáticamente inteligente, facilitando procesos y plataformas para diseminar experiencias para luego hacer su escalamiento en la región centroamericana.

Esto ha generado entre varios frutos, la eficiencia de los sistemas de producción agrícola y ganadera en relación con el bosque y el agua, así como las cadenas de valor alimentarias y agrícolas interconectadas.

'Se ha trabajado en fortalecer las capacidades de los pequeños productores de estas zonas y se han implementado lo que llamamos estrategias bajas en carbono y resilientes al clima. Muchas de ellas son prácticas que ya veníamos manejando; son prácticas ancestrales que rescatamos para producir de manera diversificada, para tener mas de tres cultivos en la finca y cosecha de agua en casos que se acabe el invierno', añadió Benavidez.

Hasta el momento, se ha ejecutado un 85% del proyecto y los resultados ya muestras cambios positivos en la seguridad alimentaria de la zona.

Según datos de SNV, se han establecidos 704.3 hectáreas en producción resiliente de alimentos, beneficiando a un total 868 familias productoras (596 de las cuales son lencas), beneficiarias de las cadenas del café, ganado y granos básicos.

Del total de productores beneficiados 270 son mujeres, quienes han implementado prácticas y medidas de adaptación para la producción resiliente alimentos.

Se han capacitado y asistido técnicamente a 876 productores (271 de los cuales son mujeres), en temas relacionadas con la Producción Resilientes de Alimentos en un contexto de cambio climático, gestión integral de recursos hídricos y agricultura de conservación, del total de familias capacitadas el 70% son de la comunidad indígena Lenca.

'Con el acompañamiento y asesoramiento de la Dirección General de Recursos Hídricos de Mi Ambiente (Secretaría de Ambiente de Honduras), se han impulsado la conformación y puesta en marcha de un modelo de gobernanza hídricas en las subcuencas El Venado, San Antonio y Chiflador- Guaralape, conformando tres consejos de cuencas, se han elaborado tres planes de Acción Hídrica los cuales han sido institucionalizados por los gobiernos municipales e insertados en los procesos de planificación territorial', detallaron autoridades de la Asociación para el Manejo Integrado de Cuencas de La Paz y Comayagua (Asomaincupaco).

Transformación evidente

Para Luis Argueta, uno de los hondureños beneficiados con el proyecto, residente en la comunidad de Cabañas, en La Paz, la ayuda que han recibido les ha permitido poner en práctica el desarrollo sostenible y a la fecha ya hay muestras de evolución de su producción de alimentos.

'Hemos aprendido prácticas importantes para que podamos combatir el cambio climático, desde la conservación del suelo hasta la vigilancia de las reservas de agua', inició relatando el agricultor.

Según Argueta, la deforestación por comercialización desde hace muchos años había causado graves daños a su agricultura e incluso el abastecimiento del agua que desde la llegada del huracán Mitch en 1998 ya habia dejado inestables las fuentes de agua, es decir sus microcuencas.

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Cientos de productoras mujeres han aprendido nuevas técnicas de manejo de suelo en sus cultivos como el encalado.
'Gracias a la vigilancia de las reservas de agua de nuestras comunidades tenemos abastecimiento de la misma. Hemos aprendido a vigilar y crear rondas de vigilancia para que ningún desconocido esté alterando la reserva', mencionó.

Otra de las prácticas aprendidas para el mestizo es la cosecha de agua, sobre todo ahora que las épocas de lluvia han variado significativamente.

'Con las prácticas aprendidas hemos desarrollado formas de cultivo organicas. Ahora si no podemos cultivar frijol tenemos café, aguacate y otros cítricos. Hemos resuelto el problema de la seguridad alimentaria y sabemos que irá mejorando porque no hemos desarrollado todo por la pandemia', añadió.

Nunca antes había llegado un proyecto que ofreciera apoyo e inversión a estas comunidades.

'Este proyecto no solo beneficia a las 800 familias involucradas sino también a toda la población de forma indirecta. El impacto es mayor de lo que se imagina', cerró.

Otra de las prácticas aprendidas y de las cuales han recibido apoyo de los organismos gestores es el encalado de suelo.

Dogna Hernández, productora de café y granos básicos de La Paz, aprovechó la cal entregada por el proyecto de AFCI PRA para implementar en su unidad productiva.

“Antes acá hacíamos las cosas diferentes, chapeábamos (cortar maleza con machete), hacíamos quemas agrícolas, no encalábamos, ahora gracias al proyecto estamos haciendo las cosas diferentes frente al cambio climático y protegiendo nuestra tierra” expresó la pequeña productora Dogna.

“El encalado de suelo ayuda a regular el pH, la estructura del suelo y mejora la efectividad de algunos fertilizantes, incrementando rendimientos de calidad en las cosechas” detalló el ingeniero Elio Nicolas Mejía, técnico de dicho proyecto.

Foto: La Prensa

Técnicas como el encalado además ayudan a la reducción del carbono que genera gases de efecto invernadero.
La cal se implementa en época seca, esperando que con las primeras lluvias comience a reaccionar, así cuando se empiece a plantar el cultivo ya todos los elementos que el suelo tenía amarrado se comiencen a liberar.

Esto ayuda a mitigar el calentamiento global porque la preparación del terreno para el cultivo, el uso de fertilizantes sintéticos, las quemas agrícolas, la siembra, la manutención, la cosecha y el trasporte del producto son las actividades agrícolas que más generan gases de efecto invernadero, según la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agicultura (Fao).

La productora está contenta porque además de fortalecer sus conocimientos para enfrentar el cambio climático ha tenido mejores rendimientos en sus cultivos con la implementación de las buenas prácticas agrícolas.

“En la cosecha que pasó hubo mejor producción en café que el año pasado. El año pasado saqué en una manzana 70 quintales uva y en esta cosecha saqué 97 quintales de café, gracias a la renovación de finca, las podas, regulación de suelo, la incorporación de materias orgánicas y el manejo que hice con el apoyo del proyecto” dijo Hernández al equipo de comunicación del proyecto.

Ejemplar y expansivo

La forma novedosa de contrarrestar el cambio climático en zonas desprotegidas de Honduras está haciendo eco no solamente en los sectores beneficiados, sino también en otras comunidades del corredor seco y otros países de Centroamérica en similares condiciones.

Actualmente la Oficina Presidencial de Cambio Climático de Honduras (Clima Plus Honduras), trabaja junto con el proyecto para elaborar una nota concepto y escalar el proyecto AFCI PRA, a los municipios de Alauca, Danlí en el departamento de El Paraíso.

Dicha nota se denomina 'Programa Agua y Café', y la misma será presentada al Programa Bilateral de Cooperación entre la Unión Europea y Honduras, y se espera beneficiar a unos 2000 pequeños productores de estos municipios.

Foto: La Prensa

Los agricultores ya comienzan a ver resultados en sus cosechas tras la llegada del proyecto a la zona.
Marlon Escoto, otrora delegado presidencial de Cambio Climático de Honduras dijo al momento de la implementación del programa que este venía a “propiciar la inclusión financiera climática dirigida a pequeños productores y productoras de la zona del corredor seco”, por lo cual es indispensable su expansión a largo plazo.

'Este proyecto ha utilizado como herramienta de gestión el tema de Inclusión financiera climática que es un concepto que Clima Plus Honduras ha introducido como modelo de gestión para que los pequeños productores (cafetaleros, cacaoteros, o pequeños ganaderos) puedan tener acceso recursos financieros climáticos con los cuales pueden realizar su actividad productiva', enfatizó Arnoldo Pineda, representante de Clima Plus en este sistema inteligente de agricultura.

Con el desarrollo de la agricutura familiar inteligente, se espera que en los próximos años se retorne a las mejores épocas de producción de alimentos en las comunidades rurales de Honduras y así se recupere la economía local y nacional que traerá consigo el crecimiento del país desde esta industria.

Gracias a la puesta en marcha de este proyecto de agricultura, Honduras cumple con uno de los Objetivos Nacionales Determinados (NDC, por sus siglas en inglés) establecidos en el Acuerdo de Paris en el 2015.

Dicho acuerdo compromete a más de 200 países incluídos en el mismo a contribuir a la acción climática que detenga el calentamiento global que avanza aceleradamente afectando a todo el planeta tierra.