Con una economía golpeada por la pandemia y que ahora intenta rescatar con la reapertura, Honduras debe prepararse para resistir un nuevo escenario negativo, esta vez de inundaciones que afectarán la agricultura, las carreteras y asentamientos en las riberas de los ríos en los próximos tres meses.
La temporada ciclónica en el océano Atlántico, que para el Centro de Predicción del Clima de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (Noaa) es “extremadamente activa”, traerá al territorio lluvias torrenciales que desbordarán los ríos y causarán estragos en las ciudades que tienen problemas de drenaje.
En su última actualización anual (agosto), Noaa de Estados Unidos, tomando como referencia el índice de energía ciclónica acumulada (Ace), el cual mide la intensidad y duración combinada de todas las tormentas con nombre durante la temporada, advierte que la probabilidad de un período de huracanes en el Atlántico ha aumentado por encima de lo normal (85%).
3 claves de los huracanes. Las condiciones atmosféricas y oceánicas determinan la ocurrencia de las lluvias y huracanes en la región.
Los huracanes destructivos. Según Noaa, habrá entre 19 y 25 tormentas con nombre, de las cuales entre 7 y 11 se convertirán en huracanes. De esos, entre 3 y 6 serán de poder destructivo. Esta cantidad de fenómenos ocurrirá durante un período de seis meses que termina el 30 de noviembre.
Temporada normal. Históricamente solo dos tormentas con nombre se forman en promedio a principios de agosto, y la novena tormenta generalmente no se forma hasta el 4 de octubre. Las ocurridas hasta ahora: Arthur, Bertha, Cristóbal, Dolly, Edouard, Fay, Gonzalo, Hanna e Isaías.
Una temporada dinámica. Una temporada promedio produce 12 tormentas con nombre, incluidos seis huracanes, de los cuales tres se convierten en huracanes importantes (categoría 3, 4 o 5). En esta temporada, una de las más activas de los últimos 22 años, aumentará ese número.
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“Tenemos un pronóstico para septiembre, octubre y noviembre por arriba del promedio. Está relacionado, de alguna manera, con la ocurrencia del fenómeno de La Niña. Los pronósticos indican que se establecerá en septiembre en el océano Pacífico Central y, cuando tenemos este fenómeno, las lluvias tienden a incrementar”, manifestó. “Este año, desde julio que tuvimos un enfriamiento, hemos tenido una canícula bastante suave, menos intensa que un año llamado normal”.
A diferencia de 2019, la canícula (el período más caluroso del año) duró alrededor de un mes (del 22 de julio aproximadamente al 22 de agosto) con eventos lluviosos recurrentes que contrastaron con la sequía observada anteriormente.
En las grandes ciudades, los habitantes de las zonas periféricas.
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Acabamos de ver una ruptura de un canal cerca de Potrerillos que hizo que el agua del río Ulúa se metiera en una plantación de maíz. En Alianza, el río Goascorán se desbordó e inundó algunos predios”, expresó.
Los modelos predictivos de mayor prestigio pronostican que podríamos tener doble Francisco Argeñal, jefe de Meteorología
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Por ahora, 2020, de acuerdo con Marlon Escoto, delegado presidencial de Cambio Climático, “ha sido bastante satisfactorio para las actividades agropecuarias”, aunque hay siempre “espacios de sequía o ciertos lugares donde los cultivos no logran culminar de manera satisfactoria, como cultivos de maíz en el corredor seco que no alcanzaron su totalidad; pero este tipo de sequía oculta siempre será recurrente”.
El cambio climático tiene incidencia en la dirección y estacionalidad de los huracanes que se forman en las costas de áfrica. Marlon Escoto, comisionado de Cambio Climático
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En medio de la crisis causada por el covid-19, para Escoto, “un huracán sería una combinación letal. La pandemia pone en evidencia el decaído sistema de salud, un sistema educativo precario y causa crisis alimentaria por las condiciones de desplazamiento y acceso a insumos. Un huracán afectaría las vías de comunicación, los puertos, aeropuertos y las grandes cadenas de suministros.
¿Qué es?
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA) es una agencia científica del Departamento de Comercio de EEUU cuyas actividades se centran en las condiciones de los océanos y la atmósfera. La Noaa avisa del tiempo meteorológico, prepara mapas de mares y de cielos, guías sobre el uso y la protección de los recursos oceánicos y costeros y realiza estudios para mejorar el conocimiento y la administración del medio ambiente
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Honduras no tiene la capacidad para reaccionar como las ciudades o condados de los Estados Unidos”.
“Hay una definición de fenómenos y eventos naturales con el cual crecimos la mayoría: asumíamos que los huracanes simplemente se daban y ya. Ahora, con valoraciones científicas, podemos decir que el cambio climático tiene incidencia en la dirección y en la estacionalidad. Esto de alguna manera se está reflejando.Los huracanes que se forman en las costas de África y cruzan el Caribe normalmente se dirigían al Golfo de Honduras, Guatemala y México. Ahora toman la dirección de la costa este de los Estados Unidos, que no era tan normal, exceptuando a Katrina”, dijo.
Escoto cree que, por la dirección que con mayor frecuencia toman estos fenómenos, es menos probable que impacten directamente el territorio hondureño; no obstante, llegarán lluvias e inevitablemente las inundaciones.
En la década anterior, cuando tormentas tropicales y huracanes golpearon el país, las personas que vivían en los márgenes de los ríos sufrieron las mayores consecuencias de los desbordamientos.
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