A finales de enero, la mayoría de salvadoreños, aún encantados por el fenómeno Bukele, explotaron en algarabía cuando el nuevo presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, les anunció que les daría “salida” al Atlántico.
Pero El Salvador, por estar entre el Pacífico y las fronteras de Guatemala y Honduras, nunca poseerá una salida geográfica y soberana al Atlántico; sin embargo, exporta y seguirá enviando sin obstáculos mercancías a través de Puerto Santo Tomás de Castilla (Guatemala) y Puerto Cortés (Honduras), igualmente, sus habitantes viajan y continuarán transitando libremente hacia las playas a tomar el sol o a bucear a las islas hondureñas.
La propuesta de Giammattei, quien se considera integracionista, no consiste en cederle soberanía territorial a El Salvador (la Constitución lo prohíbe), estriba básicamente en un negocio: en la creación de una empresa binacional.
El nuevo mandatario le propone al Gobierno salvadoreño, liderado por Nayib Bukele, prestarle terreno para que, con su capital, construya una terminal marítima y la administre mediante una alianza público-privada (app).
El Gobierno de Guatemala le cedería temporalmente la parcela contigua al Puerto Santo Tomás de Castilla, frente a la bahía, la cual es propiedad de la Empresa Portuaria Nacional (Empornac).
El terreno, conocido como el Patio 14 o El Arenal, en estos días está ocupado por unos 400 contenedores, aunque tiene capacidad para alojar estibadas más de 2,000 unidades, constataron periodistas de Diario LA PRENSA.
Desde 2010, la Empornac ha pretendido ampliar el patio de 83,023 metros cuadrados a 152,342 metros, pero no ha ejecutado el proyecto por no ser viable financieramente. La cantidad de contenedores que mueve el puerto no demanda más espacio.
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millones de toneladas,Santo Tomás mueve entre 7.5 y 8 millones de toneladas al año. Puerto Cortés alrededor de 11.5 millones.
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La oferta de Giammattei, cuyos términos no ha definido, es vista con cierta reserva por el sector privado guatemalteco por las posibles implicaciones concernientes a la soberanía territorial y a la cantidad de años que El Salvador, bajo una app, operaría la terminal.
Para Eduardo Girón Benford, presidente de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), “cualquier iniciativa que promueva la integración de la región es buena y debe ser explorada plenamente; no obstante, hay que entender si la legislación de Guatemala permite que esta iniciativa se concrete”.
Terminales
Puerto Cortés tiene tres terminales (contenedores, granos y líquidos) administradas por empresas privadas.
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Hasta ahora, los exportadores salvadoreños no encuentran una novedad en la oferta de Giammattei, puesto que Santo Tomás, por estar más cerca que Puerto Cortés, ya es la principal puerta de entrada y salida de sus mercancías.
En 2018 -indican las cifras de Empornac- el 98% de la carga centroamericana (más de 736,000 toneladas) que fluyó por ese puerto era salvadoreña (723,692.15 toneladas), el 1% de Costa Rica y el otro 1% de Belice y Honduras.
San Tomás de Castilla es administrado por la Empresa Portuaria Nacional (Empornac). Tiene cinco grúas móviles con capacidad de 104 toneladas. La plataforma de su muelle posee cuatro atracaderos para recibir embarcaciones de hasta 11 metros de calado.
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“Las navieras indican que solo la carga salvadoreña no les llena los barcos, los barcos no van solo con carga salvadoreña. Tener un barco para El Salvador no se podría. Hay inquietudes que están en el aire porque no sabemos más sobre esto. Ahora, no es mala idea y no es despreciable”, dijo.
Al lado hay una pequeña playa que no supera el kilómetro de longitud.
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Un análisis sobre costos conocido por la OPC y LA PRENSA concluye en que a los salvadoreños les resulta más caro utilizar Santo Tomas, incurren en un gasto promedio de $1,191, mientras que con Puerto Cortés pagan $908, un 24% menos. La semana anterior, funcionarios de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (Cepa) de El Salvador tenían previsto celebrar una reunión con representantes del Gobierno guatemalteco para discutir la propuesta, pero la cancelaron. Mientras esos países buscan las vías legales para desarrollar un proyecto binacional que podría costar entre $200 millones y $300 millones (equivalente al 2% y 3% de la deuda externa pública salvadoreña: $9,976 millones), Puerto Cortés se prepara ante los nuevos retos de la integración aduanera.
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Con esta área de vehículos pesados, los operadores de las terminales reducirán dos horas el proceso de carga y descarga.
“Pronto tendremos esta área para 300 camiones y un nuevo muelle de graneles inorgánicos. Con la tangibilización de las inversiones, estamos consolidado a Puerto Cortés como un puerto importante en la región y a Honduras como centro logístico”, dijo Gerardo Murillo, gerente de la ENP. “Somos una opción para El Salvador”.
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