De acuerdo con cifras publicadas el año pasado, las exoneraciones fiscales representan un sacrificio de 39,000 millones de lempiras para las finanzas públicas hondureñas.
Esta situación no escapó de la atención del Fondo Monetario Internacional, cuya misión recomendó a las autoridades hondureñas su revisión a fin de determinar su se justifica si mantenimiento.
A este respecto, Esteban Vesperoni, quien lideraba aquella misión técnica, indicó que no había necesidad de aumentar los impuestos sino de ampliar la base tributaria para mejorar los montos de recaudación.
Por otro lado, Míriam Guzmán, ministra directora del Servicio de Administración de Rentas (SAR), dijo en mayo de 2019 que el sacrificio o gasto tributario equivalía a cerca del 7% del producto interno bruto (PIB), una cifra que resultaba insostenible, por lo que anunció una “revisión de todo el esquema de exoneraciones”.
Exoneraciones en aumento
La Secretaría de Finanzas publicó en su sitio web los datos de las exoneraciones otorgadas durante el período comprendido entre enero de 2015 y diciembre de 2019 y aunque no ofrecen cifras monetarias derivadas del otorgamiento de este beneficio fiscal, si muestran una marcada tendencia al alza.
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Si estas se reparten a lo largo del año, hallamos que noviembre de cada año es el mes en el que más exoneraciones de tramitan, mientras que, curiosamente, diciembre es el que menos trámites de exoneraciones contabiliza.
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Otros sectores con porcentajes considerables de exoneraciones lo componen las que se otorgan en base a leyes o decretos especiales (9.3%), a las asociaciones sin fines de lucro (9%), al sector energético (9%), a funcionarios diplomáticos (8.2%) y al turismo (7.4%).
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El análisis de los datos muestra que más del 80% de las exoneraciones se concentran en dos de los principales impuestos, el de la renta (ISR) y el de ventas (ISV). A estos se suman instancias especiales que en algunos casos incluye el ISR y en otras el ISV junto con otros impuestos y juntas representan casi el 36% de las exoneraciones otorgadas, en tanto que las otorgadas específicamente los dos impuestos antes mencionados, presentan un porcentaje menor: 28.6% para el ISR y 19% para el ISV.
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Pero dicha ecuación no siempre se encuentra bien balanceada pues casos como el de la actividad agroindustrial, pese a que representa más del 11% del PIB, solo recibe el 4% de las exoneraciones. Y lo mismo puede decirse del sector de la construcción, que aporta el 6.3 del PIB, pero solo obtiene el 1% de las exoneraciones.
En el otro extremo se encuentra la industria manufacturera que opera en las zonas libres, que representa el 22% de las exoneraciones y contribuye con casi el 17% del PIB.
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