Vacunas para el apego amoroso

El límite entre el amor sano y aferramiento es la creación de vínculos obsesivos hacia la persona que se ama.

Redacción. ¿Por qué nuestra pareja deja de amarnos? Para Albert Espinola, orientador emocional, a menudo esto sucede debido a que “nos volvemos esclavos de la pareja porque no queremos perderla, queremos saber todo de ella en cualquier momento y, si no es así, sentimos que sufrimos y estamos perdiendo algo”.

“Cuando se dice ‘mi vida sin ti no tiene sentido’ es que algo no va, o no irá bien en la relación. Es un síntoma que indica que se pasa de amar a poseer”. Para este orientador en algunos casos “puede existir incluso vicio o adicción y la persona que desarrolla el apego siente, firmemente, la necesidad de tener contacto permanente con la otra persona en cualquier momento, sea por autorrealización, por seguridad o por obtener un placer que desarrolla una felicidad falsa y, tal vez, enfermiza”.

Para evitar aferrarse al otro, es aconsejable “desarrollar períodos de distancia o ‘ayunos’, y aprender a vivir sin en ese control enfermizo por todo, aunque la mejor vacuna contra el aferramiento sería vivir sin miedo a morir, vivir sin necesidades innecesarias, vivir con amor propio, dándose cuenta de que nada malo puede pasar y que la soledad no es mala”, señala.

Lo que no es bueno, “es no conocerse a uno mismo y temer el hecho de quedarse solo, porque si te amas a ti mismo, no temes a perder nada ni a nadie; siempre te tienes a ti y esto es, casi, lo más importante”.

“Entonces, para recuperar ese amor o a esa persona que decimos y creemos amar, lo primero que deberíamos hacer es amarnos a nosotros mismos para comprender qué es el amor y entender en su verdadera dimensión lo que significa realmente amar”, según este profesional. ¡Deberíamos empezar por casa antes de salir fuera a buscar lo que adentro no hemos encontrado!”.

Si nuestra pareja está en riesgo por nuestro aferramiento, “la recuperaremos el día que seamos felices con nosotros mismos, porque de este modo amaremos la felicidad de nuestro compañero de viaje de vida y amaremos, tanto su felicidad como la nuestra”.

Albert Espinola, orientador emocional, sugiere hacer el ejercicio del anillo para tratar de comprender la teoría del apego a aferramiento.

El ejercicio del anillo
Tome un anillo y póngalo en el centro de su mano. Lo natural es sentir ganas de cerrar el puño y mantenerlo apretado y bien sujeto para sentir que es nuestro.

Si durante las próximas 24 horas intentamos apretar este objeto para no perderlo, con el tiempo nos daremos cuenta de que nuestra mano no aguanta. De acuerdo a este asesor emocional, trasladado a la pareja, esto simboliza que nuestro ser amado sigue con nosotros y no lo hemos perdido y sigue junto a nosotros por amor.

“Con este ejercicio y modelo de vida y de pensar, los dos miembros de la pareja ganan y pueden empezar una nueva vida sin aferramiento, y con más felicidad”, concluye Espinola, quien aconseja recordar que “¡Querer es poseer y sufrir. Amar es soltar y ser libre!”.