Aprende a superar una crisis matrimonial

Durante los momentos previos y posteriores a una crisis matrimonial, surgen múltiples sentimientos y emociones, que, por su intensidad, son difíciles de manejar: tristeza, dolor, rabia, frustración, inseguridad, incomodidad, confusión, etc.

  • 25 ene 2021

SAN PEDRO SULA.

Para hallar una solución a cualquier conflicto, es importante conocer las causas del problema. Esto también ocurre en las crisis de parejas, en las que es fundamental tener un conocimiento claro de lo que ha ocurrido. Para ello, a continuación listamos las principales causas de las crisis matrimoniales:

-Problemas de comunicación.
-Consumo de sustancias, por parte de uno o de los dos miembros de la pareja: alcohol, tabaco, drogas.
-Infidelidad.
-Diferentes expectativas en cuanto a la pareja y la relación.
-Enfados y peleas mal gestionadas.
-No apoyar o no sentir el apoyo de la pareja en cuestiones importantes.
-No mostrar afecto ni atención.
-Falta de confianza y mentiras.
-Cuestiones financieras.
-Rasgos narcisistas y presencia de abuso emocional.
-Problemas de celos.
-Distanciamiento, estancamiento, aburrimiento.
-Crisis matrimonial por familia política.

Las etapas por las que pasa una pareja en crisis son muy parecidas a las del duelo, es decir, el proceso de adaptación emocional que ocurre tras una pérdida importante. Como consecuencia, la persona que lo experimenta puede vivenciar sentimientos de intensa tristeza y abatimiento, desesperación, pérdida de apetito, etc.

Esto se debe a que una crisis, por cualquiera de los motivos anteriores u otros no mencionados, supone un punto de inflexión en el que las reglas, implícitas o explícitas, hasta ahora mantenidas ya no funcionan y es necesario un cambio sustancial de las mismas. Si este proceso no se lleva a cabo de forma adecuada, puede llevar a la ruptura de la relación, lo que nos señala su importancia. Las etapas por las que atraviesa una pareja en crisis son las siguientes:

1.-Shock emocional. En este primer estadio la persona no acaba de creerse lo que está sucediendo. Se caracteriza por el impacto y confusión inmediatamente posteriores a la crisis, que produce un bloqueo en la persona, encontrándose desorientada e incrédula.
2.-Negación. En esta fase, la persona no es capaz de asimilar y aceptar la existencia del problema. Predominan los pensamientos tipo “esto no puede ser verdad”, “tiene que haber algún error”, etc. para evitar el dolor emocional.
3.-Negociación. Esta etapa va íntimamente ligada a la anterior, ya que la persona todavía no acepta la existencia de una crisis en su relación, por lo que está dispuesta a realizar cualquier cosa para evadirla. Este momento está caracterizado por una marcada emocionalidad, en la que la persona tiende a no comportarse de manera lógica y puede llegar incluso a perder el control.
4.-Ira. Aunque frecuentemente se etiqueta la ira, la rabia, la frustración y el enfado como emociones negativas, es importante tener en cuenta que tienen su función; y esta fase es importante porque en ella se toma conciencia del problema, de forma que la persona empieza a percatarse de actuaciones reprochables por parte de la pareja, de lo que ha pasado y de la sensación subjetiva de pérdida.
5.-Tristeza. Es una experiencia dolorosa pero necesaria para evolucionar en el proceso de recuperación, tanto personal como conyugal.
6.-Aceptación. En esta etapa las personas comienzan a asimilar lo sucedido, para que sea posible cambiar el foco, que estaba situado en las situaciones dolorosas del pasado y empezar a redirigirlo hacia el futuro.
7.-Readaptación a la nueva realidad. Tanto si se produce un reajuste de la pareja, como si la crisis ha conllevado a la ruptura de la relación, en esta etapa se produce una transformación en la vida de las personas, donde se presta mayor atención a las necesidades, existe mayor sensación de control sobre las situaciones y se interviene más activamente en la toma de decisiones.

Una vez tenemos clara la causa del problema y las etapas que atraviesa, el siguiente paso sería cómo salvar un matrimonio en crisis. A continuación, listamos 10 consejos para parejas en crisis matrimonial:

1.-No pretendas volver a pasado o actuar como si no hubiera pasado nada. Muchas personas que vienen a terapia manifiestan el deseo de que las cosas fueran igual que antes; sin embargo, esto no es posible, la vida es evolución y el tiempo solo va hacia delante, no hacia atrás. Esto no es necesariamente negativo. El entorno va cambiando, y con él, nosotros. Y estos reajustes nos ayudan a evolucionar y progresar. Se pueden reformular los obstáculos como detonantes o motores para producir cambios positivos que pueden fortalecer la pareja
2.-Acepta que el cambio lleva tiempo. Muy a menudo, sobre todo en el caso de los hombres, cuando se les da ciertas indicaciones sobre expresión emocional, pueden intentarlo incluso enérgicamente. Sin embargo, una semana más tarde vuelven a terapia con sensación de fracaso, con frases como “intenté decirle a mi pareja que estaba triste y me dijo que no fuera tan llorica”. En este momento, es importante tener claro que hay que crear un ambiente de seguridad, donde sea posible mostrar vulnerabilidad sin temor a ser rechazado; y eso lleva tiempo. Si queremos que un cambio se mantenga a largo plazo, llevará tiempo y habrá que armarse de paciencia.
3.-Céntrate en el presente y mira hacia el futuro. Trata de dejar el pasado atrás. Rememorar antiguas rencillas constantemente o sacar de nuevo los “trapos sucios” del pasado, no sólo no sirve de nada, sino que despierta malos sentimientos. Enfocar la atención hacia el futuro hace que el objetivo sea constructivo.
4.-Mira el otro lado de la moneda. Si tu pareja no se comunica contigo es posible que lo achaques a indiferencia hacia ti y la relación. Sin embargo, plantéate si hay otra explicación alternativa. ¿Es posible que su silencio sea la forma de representar dolor y decepción? ¿Es tu pareja una persona insensible o es su forma de evitar los conflictos?
5.-Corta de raíz las interacciones negativas: críticas, quejas, culpas, acusaciones, comentarios sarcásticos, etc. A nadie le gusta que les digan que están haciendo las cosas mal o, lo que es peor, que es mala persona. Con este tipo de comentarios, solo conseguirás que tu pareja se ponga a la defensiva y busque argumentos para rebatir los tuyos, lo cual perpetuará esta dinámica y contaminará las partes positivas de tu relación.
6.-Aprende a expresar inquietudes de manera constructiva. El punto anterior no quiere decir, en ningún caso, que tengas que estar de acuerdo con todo lo que tu pareja hace y dice, o que tengas temor de expresar tus deseos. Ningún extremo es recomendable. Se trata, más bien, de reformular una crítica en forma de petición. Así, en lugar de decirle a tu pareja “estoy harta de que me grites”, sería más adecuado expresar lo siguiente: “Me gusta cuando me dices las cosas sin alzar la voz y podemos discutir serenamente”. Encontrarás más información sobre ello en el siguiente artículo: Técnicas para desarrollar la asertividad.
7.-Los problemas, de uno en uno. Muchas personas caen en el error de tratar de abarcarlo todo a la vez, o de aprovechar un tema para sacar a relucir otro que no se abordó en su momento. No mezcles situaciones ni conflictos, dedícate a uno por vez, o no se solucionará ninguno.
8.-Trata de ser lo más específico posible. Es decir, evita articular frases de forma vaga y general, como por ejemplo: “Podrías hacer más cosas en casa”. Es más adecuado formular frases concretas y específicas, como por ejemplo: “Me gustaría que los sábados te ocuparas tú de poner la mesa, así yo podría sacar al perro”.
9.-Aprende a tomar decisiones cooperativamente, nada de intentar salirte con la tuya. Así, el enfoque que tomamos es el de 'ganar-ganar', en el que se elabora un plan de acción satisfactorio para las dos partes. Tras un conflicto no hay vencedores ni vencidos, ya que el resultado agrada ambos.
10.-Aumenta de forma exponencial la energía positiva en la pareja. A través de sus investigaciones, Gottman descubrió que los matrimonios generalmente sobreviven si la proporción de interacciones positivas es de 5 a 1. ¿Quieres que tu matrimonio se limite a sobrevivir? ¿O prefieres salvar el matrimonio de una manera que lo haga prosperar? Sonríe más. Toca más. Abraza más. Más tiempo compartido y proyectos compartidos. Más aprecio y afecto. Más elogios y gratitud.

Cómo superar una crisis matrimonial por infidelidad
La infidelidad es una de las razones más citadas por la cual terminan los matrimonios. Sin embargo, no tiene por qué significar el final de una relación inequívocamente y se puede trabajar para salvar el matrimonio en 3 fases. A continuación, explicamos cómo superar una crisis matrimonial por infidelidad:

-Crisis. El descubrimiento de una infidelidad por parte de la pareja produce un dolor devastador, por lo que es importante prestar atención a qué es lo que necesita atención más urgente. En este momento crítico, se requiere fomentar un entorno seguro y sin prejuicios para la intensidad de las emociones. Se necesitan tranquilidad, claridad y estructura, así como esperanza.
-Construcción de significado. En este estadio, se trata de ahondar por qué sucedió la aventura, qué factores de la relación contribuyeron a que sucediera, qué papel desempeñaron ambas partes en la historia y los factores externos que influyeron.
-Visión y construcción de futuro. La pareja debe preguntarse qué les espera juntos, si tras el proceso anterior han decidido que quieren reconstruir su relación. Es en este momento cuando es fundamental que la pareja revise qué significa para ellos perdonar y seguir adelante, los potenciales beneficios y costes de perdonar, evaluar posibles resistencias y explorar la dirección que tomará su relación.

Cómo mejorar mi matrimonio
Las parejas que tienen problemas o que sienten que su matrimonio no se puede reparar pueden mejorarlo. Si bien para algunos esto puede parecer imposible, las relaciones pueden cambiar. La manera en que nos comportamos, cómo pensamos acerca de nuestra pareja o cómo creemos que se supone que es un matrimonio son variables que influyen en la satisfacción marital. Todas ellas son variables sobre las que podemos ejercer control.

Así, cuando te sientas abrumado, haz un esfuerzo deliberado para calmarte. Esta estrategia contribuye a que dejes de estar a la defensiva, lo cual previene peleas improductivas que minan la relación. Hacerle saber a tu cónyuge que le entiendes es también una de las herramientas más poderosas para fomentar sentimientos positivos en tu relación. Es un antídoto contra la crítica, el desprecio y la actitud defensiva. En lugar de atacar o ignorar el punto de vista de tu pareja, trata de ver el problema desde su punto de vista, el cual puede tener la misma validez que el tuyo. También es importante abordar y ajustar las expectativas que tenemos en cuanto a nuestra pareja y las relaciones en general.