Canal de comunicación. “Hay que analizarse uno mismo para conocer qué frustración personal nos lleva a pensar que el problema no somos nosotros sino nuestra pareja”, de ahí que recomiende establecer un canal de comunicación “sano y abierto” para buscar una solución real.
“Esa necesidad de que nos lean la mente, no es viable. Reproches como “no me quiere, no me da mimos”, son habituales, tanto cómo no decir “estoy triste. Necesito de ti esto”. Su consejo es “pedir, y ver cómo reacciona el otro, para evitar esa sensación de fallar todo el tiempo”.
Momentos de adultos.Una pareja con hijos debe de hacernos diferenciar nuestros roles. padres, pareja. “Los hijos restan tiempo, pero hay que dedicar un rato a la pareja todos los días. Darse un rato de ocio juntos. Hay que recurrir a los momentos adultos”.
Recomienda rediseñar los espacios, el propio, el de la familia y un espacio para la pareja. “No podemos perder de vista quienes somos, qué cosas nos gustaba hacer solos y cuando empezó la relación”, y asegura que a lo único que hay que renunciar es a los planes improvisados.
Advierte que la infidelidad es la conclusión de una “relación tóxica”, el destino para solucionar la mala situación de pareja, “nunca es una buena idea” y reconoce en la rutina “el abandono físico y mental para algunas personas”.