La migración diaria de miles de personas, hemorragia silenciosa, ha cobrado eco al entrar en la campaña electoral de los Estados Unidos en la que uno de los candidatos, el republicano, se ha lanzado de frente y con crudeza contra los indocumentados, aunque en los últimos días ha presentado otra cara y trata de rectificar no tanto por el voto latino, sino para no atemorizar y ahuyentar al electorado de norteamericanos asustado con el discurso valentón, racista y provocativo.
Sociólogos y funcionarios de nuestro país analizan el fenómeno migratorio con las cifras reales en aumento durante estos últimos meses. El masivo éxodo de menores, muchos de ellos no acompañados, conmovió a la opinión norteamericana que observó cómo llegaban a su fronteras miles de niños con la finalidad de reunirse con su familia, asentada en la Unión Americana.
La declaratoria de una “crisis humanitaria” por el éxodo de miles de los pequeños dio como resultado el Plan Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte del istmo centroamericano, cuyo objetivo es frenar la migración con oportunidades de trabajo, seguridad y fortalecimiento de la integridad familiar. A mediano plazo puede haber resultados. Hoy, sin embargo, aumenta en número de personas que se desplazan al norte.
A las causas tradicionales ya conocidas se suma una coyuntural utilizada por quienes se dedican al traslado de indocumentados (coyotes), negocio sumamente beneficioso para ellos, pues cobran más de cien mil lempiras por el viaje.
“Ahora o nunca”, es el mensaje retador de los coyotes que escuchan, con temor e ilusión, miles de personas que también oyeron al baladrón hablar de la construcción de un muro en la frontera con México para impedir el paso hacia suelo norteamericano. “Véngase porque no sabemos qué va a pasar”, es el consejo de quienes anhelan la reunión familiar.
Agotadoras son las jornadas de la ruta que se complicarán más con la decisión del Gobierno mexicano de tomar control del tren utilizado por los migrantes para desplazarse de la frontera con Guatemala al centro del país azteca, más cerca a la frontera norte. Ahora sí será bestial el trayecto por los caminos a recorrer y por la vigilancia para capturar indocumentados y deportarlos.
Las amenazas en la campaña electoral tienen efecto inmediato sobre la avalancha migratoria que aumenta por el “muro de Trump”.
