San Pedro Sula, Honduras
El papa Francisco no le teme a los desafíos de situaciones extremas, internacionales o internas de cada país. Por ello, su gira de cinco días, de sur a norte, por territorio mexicano sacudido por la violencia y en contacto con la población más pobre, carente, incluso, de la protección de organismos de los derechos humanos, cobra especial significado para todos los católicos de Iberoamérica, el continente de la esperanza, en palabras de Juan Pablo II.
Ante los graves problemas del país, en el que más del 80% se declara católico, la voz del Pontífice marcará ruta para el compromiso de la iglesia y la responsabilidad de las autoridades. “La visita del Papa viene marcada por la agenda social. La migración, la pobreza, la desigualdad y la injusticia son sus temas”, expresa el sociólogo Bernardo Barranco.
El rector de la universidad Iberoamericana, David Fernández, expresa que “México vive una situación excepcionalmente delicada. Hay una crisis de derechos humanos, un deterioro medioambiental muy importante y una mala situación económica. En este contexto, el discurso del Papa significará un aliento para el pueblo y al mismo tiempo una mirada crítica sobre lo que ocurre”.
A los opositores y detractores de la administración de Enrique Peña Nieto, cuyos ataques han arreciado en las últimas semanas, el Papa no ha respondido, sino que con la impasibilidad, sonrisas y hechos que le caracterizan ha remitido cualquier suspicacia a su agenda, que se desarrollará en lugares altamente conflictivos, porque “es evidente que al Papa no le gusta que le usen políticamente, por eso ha elegido lugares difíciles como Chiapas, Michoacán o Ciudad Juárez”, razona el sociólogo Bernardo Barranco.
A la capital, el Pontífice arriba para cumplir “su deseo más íntimo” de llegar peregrino a la Villa, “ya que hay un misterio que ni la ciencia puede contestar. Hasta los ateos mexicanos se sienten guadalupanose_SDRq. En la aeronave que haría escala en Cuba para el encuentro del Papa con el patriarca de Rusia, Cirilo, también relató que una periodista le había regalado las películas de Cantinflas: e_SDLqMe hizo entrar en México por el túnel del tiempo... que es también la puerta de Cantinflas, que hace reír bien”.
El papa Francisco vuelve a Iberoamérica, su casa, con tan grandes expectativas como inmensos son los problemas de México, Centroamérica y las naciones del sur. Sus palabras son recibidas con el cariño y el agradecimiento que ya ha recibido en el continente. Las multitudes en su presencia no oscurecerán su visión de las personas concretas y de las familias como “misionero de la misericordia y de la paz”.
