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¡Alarma!

  • 01 agosto 2015 /

La evidencia inmediata de una mala nutrición es el riesgo de diabetes.

    San Pedro Sula, Honduras

    En guerra avisada no muere soldado, es la enseñanza de la sabiduría popular que no debe ser tomada al pie de la letra, pero su mensaje es actual, de tal manera que conocidas las situaciones y claras las consecuencias, si no se hace caso, pues cada quien que cargue con su responsabilidad. No se trata de un sermón o de apreciaciones en el límite de la subjetividad, sino de hechos reales que aceptados, enfrentados y con soluciones hoy se evitarán muchos problemas en el futuro inmediato.

    “El 60% de los pacientes menores que tenemos en el hospital tienen mala alimentación; es decir, vienen desnutridos u obesos”, señala Elba Campos, jefa de pediatría del hospital Mario Rivas. Es para preocuparse, puesto que la salud y la enfermedad se hallan íntimamente ligadas al cuidado y desarrollo del organismo, de manera que tanto por defecto o necesidad como por exceso o gordura la señal, no solo exterior, sino en órganos internos vitales, se disparará para marcar el deterioro en la calidad de vida personal.

    Estar gordo, se decía antes, era expresión de bienestar y así cuando llegaba el matrimonio y la familia se iba consolidando aparecía en el varón la curva de la felicidad. Las mujeres se cuidaban más. Hoy la figura del joven deportista o la joven espigada escultural enfrenta la tentación de una mala alimentación disfrazada de moderna, progresista y deliciosa con salsas de todos los colores y sabores.

    Si esto es tentación para los muchachos, en los pequeños sin orientación, sin capacidad de reflexión aún y con adultos irresponsables, complacientes y haraganes, la alimentación se desvía hacia “chucherías”, u otras modalidades alimenticias que se van implantando en el mercado.

    ¿Efectos? Retraso mental, físico y psicomotor. La evidencia inmediata de una mala nutrición es el riesgo de diabetes que ya aparece con más frecuencia en niños y en la edad juvenil. La explicación o justificación no solo se halla en la tentadora oferta culinaria, con gran despliegue publicitario, sino en la escasa atención en la familia, padre y madre, sobre la alimentación de los niños. “El trabajo me quita gran parte del día y lo más rápido y fácil es pasar comprando comida”, señala una madre que se halla en el hospital en consulta con su hijo obeso.

    Con cierta frecuencia vemos en la televisión el problema de la obesidad y sus consecuencias en países industrializados, pero si la desnutrición es endémica en ciertas zonas de nuestro país, la gordura, invasión de grasa, como se conoce popularmente, con sus enfermedades asociadas comienza a ser preocupación en el deteriorado y débil sistema público de salud.

    ¿Remedio? Saludables hábitos de alimentación, comida sana y racional porción, y ejercicio. ¡Al alcance de todos!