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Sistemas de riego

  • 19 abril 2015 /

    Ha sido tradicional en las campañas políticas y en los discursos electoreros prometer, entre las muchas cosas que después se olvidan, la seguridad alimentaria, la garantía de que, pese a los mil y un problemas, a los hondureños no les faltarán los recursos para la obtención de la comida que provendrá de las fértiles tierras nacionales aprovechadas para el cultivo de granos, verduras y otros productos. Pero como del dicho al hecho hay mucho trecho, las palabras que ya en el discurso carecían de valor al paso de los días perdieron hasta el sonido y ni el eco se escuchó.

    Los recursos obtenidos para los proyectos de riego proporcionarán el impulso final para mejorar las técnicas de cultivo y asegurar mayor productividad y competitividad en el agro, a la zaga de otras actividades en la economía nacional con atención directa y privilegiada de los organismos y las administraciones. Algunos proyectos se hallan en funcionamiento, pero necesitan ampliación y mantenimiento en la medida en que se preparan más hectáreas de cultivo.

    Una muestra valedera que debiera aprovecharse como valiosa experiencia se halla en las tierras del extenso valle de Comayagua y La Paz, donde sistemas de riego alimentados en la represa de El Coyolar han multiplicado los cultivos en las fértiles tierras sin depender de las llegada de las lluvias y han asegurado cosechas, sobre todo de frutas y verduras, para el mercado nacional y la exportación.

    El Gobierno anuncia la disponibilidad de $352 millones provenientes de Austria, Italia, India y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), con los cuales instalar sistemas de riego para aprovechar la riqueza hídrica y el agua que se ha ido almacenando mediante el programa de cosecha de agua en las zonas más golpeadas por la sequía en Francisco Morazán, El Paraíso, Choluteca, Valle y La Paz.

    En la medida en que disminuyamos nuestra dependencia de los fenómenos naturales y logremos aprovecharlos podremos ir avanzando en la ruta para salir del subdesarrollo; de lo contrario, en el campo seguirán oteando el horizonte en espera de nubes, en el valle se multiplicarán las plegarias para que no haya llenas a falta del sistema de regulación del caudal en las cuencas alta y media de los ríos.

    A la sequía en las zonas más afectadas que se multiplica por el cambio ambiental se le dará una respuesta eficaz con la instalación, ampliación y modernización de la infraestructura en las áreas de riesgo, aumentando la capacidad de producción que, con coordinación para la llegada a los mercados, proporcionarán a miles de familia mayor calidad de vida, como objetivo del desarrollo social y humano, no dependiente de subsidios ni bonos.

    Falta mucho para la seguridad alimentaria, pero la vuelta al campo con programas y proyectos sostenibles de riego es garantía de que los hechos hablarán para dejar en evidencia la tradicional retórica y la perniciosa demagogia de administraciones que solo miraron hacia el campo en los meses de campaña.