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10:45 PM

Los diputados

  • 17 junio 2021 /

    Con esto de la pandemia no llueve igual para todos, tal como queda en evidencia por medio de los hechos, muchos heroicos y de gran sacrificio, pero otros vergonzosos y vergonzantes sin que produzca reacción en la sociedad, en la que, como dice la canción, todo pasa y todo queda.

    En reciente nota informativa de este diario quedó en evidencia la labor legislativa, pero hay que decir la casi nula labor legislativa, pues en más de 400 días, en camino hacia el año y medio, la convocatoria a sesión, no presencial, sino virtual, llega a una vez por semana. ¡Menudo trabajal! Pero es tal la conciencia del deber hacia los ciudadanos, a quienes dicen representar, que ni siquiera esa cita semanal es atendida o el rostro del diputado aparece en pantalla y en pocos minutos desaparece. ¡Falló la señal!

    La vía Zoom ha gustado a los parlamentarios, que en unas semanas tendrán la explicación oficial, convertida en justificación de cobrar sin trabajar, por aquello de la campaña proselitista para seguir o para preparar con nostalgia el camino de salida. Las reacciones a esta extraordinaria e irregular situación van apareciendo, pero carentes de sinceridad.

    “Somos una clase que tenemos uno de los mejores salarios, no es posible que no nos podamos conectar a sesiones virtuales”, reconocía y se lamentaba, del diente al labio, uno de los directivos del Congreso Nacional. Lo más irónico es la justificación que pudo tener peso y comprensión en aquellas primeras semanas de la presencia del virus, pero que hoy es una excusa sin razón, pues adoptando medidas de bioseguridad habría condiciones en el hemiciclo.

    A lo mejor es que los recursos para colocar pequeñas mamparas transparentes o ampliar el salón de sesiones para lograr distancia entre los asientos de los diputados no se hallaban en el presupuesto, aunque aquello de los viáticos, representaciones y otras “hierbas” salieron con agilidad y puntualidad como en los mejores tiempos de debates, silbatinas y pancartas.

    En el punto y aparte y hasta subrayado para que no escape a la visión de los ciudadanos, representados ahora desde las mansiones de los representantes, sigue la renuencia a recuperar las sesiones presenciales porque los adultos mayores predominan en la Cámara y son sumamente vulnerables al covid, lo que los convierte en cauce abundante de transmisión.

    ¿Vacunas? Seguro que, sin estar en primera fila, pasaron la lista para atención privilegiada y diligente. Si para volver a sesiones presenciales hay que conseguir la inmunidad de rebaño, habrá que esperar unas cuantas legislaturas, pero, por decencia y honradez, hagan uso de la tecnología desde su casa u oficina, que no es deporte, sino obligación, pues el salario puntual y otros colaterales siguen cayendo.