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Escepticismo

  • 14 junio 2021 /

    Desde el gobierno de Porfirio Lobo —hace una década— y los de Juan Orlando Hernández, se ha impulsado este concepto de “ciudades chárter” desarrollado por el profesor Paul Romer, renombrado economista estadounidense y Premio Nobel de Economía.

    El proyecto, inicialmente apoyado por Romer, ha ido sufriendo tantas mutaciones en el tiempo que el propio economista ha admitido que terminó distanciándose y desconfiando de esa iniciativa hondureña que pasó de llamarse Regiones Especiales de Desarrollo a Zona de Empleo y Desarrollo Económico (Zede) luego que en 2012 la Corte declaró contra la primera propuesta.

    Ese escepticismo ha arrastrado a la polémica que sigue a estas ciudades modelo. El último capítulo lo sumaron los empresarios que han rechazado los recientes agregados a la Ley de las Zede aprobados por el Congreso Nacional, agrandando la desconfianza en un año que puede pasar de todo, un año de elecciones.

    Los empresarios, representados por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), aseguran que estas regiones han sido tan desnaturalizadas que ahora generan riesgos a los inversionistas y al Estado de Honduras “por la falta de transparencia y la forma cómo se han venido autorizando”. Este sector, para comenzar, cuestiona que las exoneraciones serán una competencia deshonesta para los empresarios nacionales.

    Sin embargo, la mayor preocupación de otros sectores es la cesión de soberanía al ser unidades territoriales administradas por los propios inversionistas, provistas de un alto nivel de autonomía tanto a nivel judicial, económico, tributario, municipal y administrativo, una preocupación avalada por el Sistema de Naciones Unidas que ha instado a Honduras “a revisar la compatibilidad del marco constitucional y legal de las Zede con sus obligaciones internacionales de respetar y garantizar el ejercicio de los derechos humanos…”.

    Y mientras la polémica ha regresado a los medios de comunicación, se construyen las primeras dos Zede, una en Islas de la Bahía y la segunda en Choloma, la bautizada como Ciudad Morazán, que se encargará de cubrir necesidades para parques industriales.
    Así, lo que era un gran paso siguiendo un modelo de desarrollo asiático, ha pasado de una realidad a otra.

    Lo que no cambia es la desconfianza que la sociedad le tiene a los políticos, escepticismo que se ha ido acumulando con dolorosas lecciones y un alto costo ya sea por negligencia, falta de transparencia, demandas o por corrupción. Para recuperar esa confianza, es claro que el país urge de políticos capaces de superar esos vicios y dedicados finalmente a velar por el interés de los ciudadanos.