Y es Cortés el departamento con mayor severidad, con unas 732,000 personas de la población en crisis alimentaria. Le sigue Yoro, Valle y Francisco Morazán, este último con 469,000 afectados. Desde este mes de abril a junio, esta población, en franco deterioro, va a aumentar en cerca de 3.1 millones y, en el período entre julio a septiembre próximos, cerca de 3.3 millones de personas se encontrarían en esta misma condición, cita un informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas.
En total, entre Honduras, Guatemala y El Salvador, en esta región llamada Triángulo Norte, son unos 10 millones de centroamericanos —el 30% de la población total— los que precisan ayuda, pero sobre todo urgen soluciones a largo plazo para atender las causas de la terrible situación en la que han caído.
El impacto de la pandemia del covid-19 y de los recientes huracanes Iota y Eta, que arrasaron en noviembre pasado, se sumaron a la creciente inseguridad alimentaria y a los efectos del cambio climático en estos países, una catástrofe que ha puesto en alerta a organizaciones humanitarias.
Según las proyecciones, millones de familias simplemente no podrán alimentarse este año en los tres países, y una de cada tres personas es un niño.
Es esta la situación que ha exacerbado la cifra de indocumentados que viajan a Estados Unidos por la frontera, con miles de niños y adolescentes que van solos, arriesgando la vida en un peligroso viaje organizado por traficantes de personas.
Ese flujo migratorio ha crecido en los últimos meses y ha colapsado el sistema de refugio, lo que ha impactado especialmente cuando medios de comunicación estadounidenses publicaron imágenes sobre la situación de los niños en los centros de detención fronterizos.
De ahí que es trascendental el plan que Estados Unidos —de la mano de su vicepresidenta, Kamala Harris— apruebe como un primer paliativo a la crisis en esta región centroamericana, una estrategia que frene la llegada irregular de migrantes a su país a través de su frontera con México. Y ese objetivo se logrará cuando se garantice la prosperidad en la región, comenzando por proveer oportunidades económicas en estos países de los que escapan de la hambruna todos los días.