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Soñar despierto

  • 17 mayo 2021 /

Editorial, 17 de mayo 2021.

    Es necesario soñar despierto, pero mucho más trazar ruta para alcanzar la meta que para quienes tienen una visión clara, experimentada y realista están muy lejos, tan lejos que constituye una nueva, pero repetida, descomunal proeza sobre la cual recaen muy distintas valoraciones y estrategias para su desarrollo, sin olvidar aquello de que “el que mucho abarca, poco aprieta”.

    Ya se han presentado planes. Uno con visión cortoplacista, que por la temporada en que estamos busca también generar voluntades, por lo que su duración será lo que falta a esta administración. Tiene de bueno que las necesidades de la población son inmediatas, del día a día con superficiales respuestas que ojalá estuviesen despojadas de visión partidista y personal.

    El otro gran plan de salvación fue presentado esta semana, sobre el que se han pronunciado organismos internacionales y países amigos. No está la Magdalena para tafetanes, pero ha tenido respaldo y seguirá teniendo en la medida en que sanemos esas graves heridas internas producidas por la corrupción, la opaca transparencia y escasa y débil identificación de prioridades que nos saquen del atolladero o, mejor, abismo.

    “Este es un plan del pueblo hondureño y lo que va a generar es una guía para ahorita en la recuperación temprana y en lo que viene después”, explicó la fuente oficial tras hacer la síntesis de los principales, urgentes y necesarios asuntos para la recuperación, reconstrucción y hasta salvación del país. Ojalá la acreditación del pueblo hondureño fuese correspondida, pues ya conocemos el vacío del uso de preposiciones por, para y con a las que se pega “el pueblo”.

    Aunque sea de reojo, porque asusta, hay que mirar hacia atrás para aprender, no olvidar y calibrar dichos y hechos en el marco del acontecer nacional. Así en la esfera oficial respiran por “el acuerdo a nivel de personal técnico” del FMI y nos recuerdan aquello de “miren mis labios”, “no habrá más impuestos” en la presente administración. Cachinflín.

    No es figuración nuestra. Un nuevo espacio fiscal y reducir la deuda pública es lo que espera a quien tenga el mando en los próximos cuatro años. Visión cruda, pero más real y sincera que aquella de anunciar créditos internacionales disponibles con compromisos financieros, cuyo manejo exigirá muchos y acertados contactos externos y grandes sacrificios internos que deben ir acompañados con reducción de la burocracia, de manera que el ahorro en sueldos, salarios, dietas, gastos de representación, entre otros, contribuyan a tapar agujeros. Menos gasto y más inversión en salud, educación, empleo productivo e infraestructura darán respuestas positivas y los sueños despiertos serán más ambiciosos.