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Liderazgos a prueba

  • 10 marzo 2021 /

    Las elecciones internas del próximo domingo serán, de muchas maneras, un test para medir el liderazgo que poseen, tanto a nivel local como departamental o nacional, los distintos candidatos a los diferentes cargos de elección popular. Y, por lo mismo, es necesario que esos candidatos se tomen en serio los resultados que las urnas arrojen y sepan responder con diligencia a las expectativas de los electores.

    El desgaste a que ha sido sometida la clase política hondureña en los últimos años, a raíz de una serie de eventos largos de describir, ha incrementado el desencanto hacia ellos de parte de la población. Algo tan serio e importante como la credibilidad de los que se autonominan para ser electos en cada uno de los partidos está en entredicho y, la verdad, no hay total certeza de las motivaciones de fondo que lleva a los aspirantes a buscar una cuota de poder.

    La gran interrogante que pesa sobre la población es si aquellos que se consideran sus líderes realmente los representan y si están sinceramente interesados en la solución de sus problemas más acuciantes. Desafortunadamente, los escándalos en que se han visto envueltos funcionarios de distinta filiación política han hecho mella en la voluntad de los electores y, por lo mismo, se han llenado de dudas sobre las intenciones de los que se presentan como sus salvadores. Y aunque el color de las banderas todavía pesa, la masa crítica e independiente ha ido creciendo de manera paulatina y mira con escepticismo a aquellos que prometen lo que no pueden cumplir o solo se acuerdan de la gente en tiempos de campaña.

    Los problemas sociales, profundizados por la pandemia y la vulnerabilidad ambiental claramente notoria a raíz de los fenómenos naturales que nos azotan periódicamente, exigen liderazgos que tengan un verdadero compromiso con su solución. El país atraviesa una coyuntura sumamente delicada que debe llevarnos a excluir posturas egoístas, intereses particulares, búsqueda de permanencia en el poder para mantener privilegios o deseos de tener poder para solucionar necesidades personales, familiares o de grupo.

    La primera prueba a superar este domingo 14 es la capacidad de convocatoria. Los candidatos deben tomar en serio la respuesta de los votantes. Si la afluencia a los centros de votación es reducida deben entender que su discurso no ha permeado a la población, que la gente no cree en ellos. Y eso es peligroso para cualquier democracia. Por el bien de Honduras, ojalá que todos los que están en edad y capacidad de hacerlo salgan a votar y apuntalen así esta imperfecta democracia, pero mejor a cualquier tiranía.