Lección asimilada, estrategias definidas, esfuerzos concentrados y fe en el futuro son los firmes soportes de LA PRENSA cuya labor ardua y tesonera, en algunos momentos peligrosa, ha adquirido en nuestros días una dimensión ineludible a la que se adaptó desde el primer día de la emergencia, no solo con la ampliación y especialización de la herramienta digital, sino también con el compromiso de ejecutivos y colaboradores para que el mensaje periodístico, hecho y opinión, siga manteniendo la firme esperanza en estos difíciles momentos.
La compleja situación de los últimos meses ha fortalecido la credibilidad en el diario, referente de la población hondureña por la exactitud, oportunidad y veracidad en la presentación de los acontecimientos ante la avalancha de falsedades esparcidas y crecidas como la mala hierba en las redes. Hoy, como a lo largo de estos 56 años que se conmemoran este día 26 de octubre, el ideario se mantiene como legado de generaciones con identidad propia y defendida en tiempos difíciles y peligrosos. La responsabilidad en el quehacer periodístico ha sido en la historia de LA PRENSA su carta de presentación refrendada en la llegada mañanera a los hogares y la permanente actualización en los espacios digitales, lo que nos compromete, hoy con mayor confianza y esfuerzo, a seguir contribuyendo a la convivencia pacífica y a participar en las urgentes tareas de la larga emergencia que condiciona la vida de los hondureños.
Distante, pero respetuosa, posición mantiene el diario con el poder e instituciones públicas de manera que no haya barreras ni condicionantes para señalar errores, sostener las críticas y, en ocasiones, ser conductor de censura por parte de ciudadanos y del mismo periódico mediante la opinión. Resuena aquello de la prioridad de los medios de comunicación sobre los Gobiernos para fortalecer la democracia, modernizar las instituciones y reconocer los espacios necesarios a los valores éticos y morales.
La pandemia trazó desde los primeros días el tortuoso camino de la supervivencia que para LA PRENSA no fue sorpresa, pues su andar ha estado marcado con la modernidad en la esencia periodística, el mensaje claro, oportuno e independiente, y en las herramientas como puerta ya abierta hace unos años a lo que ya se veía venir, pero llegó anticipado con la pandemia para quedarse y borrar aquella línea, clara en algún momento, entre las prioridades y las urgencias.
El camino recorrido y las metas alcanzadas durante estas casi seis décadas son elocuentes; aunque el mayor desafío de la historia del diario se escribe y protagoniza estos días en comunión con todos los hondureños que tendrán en el decano del diarismo nacional una fuente de información íntegra y objetiva y una opinión clara y serena en respaldo para salir de la supervivencia y abrir más espacio a la paz, la libertad y la justicia.
