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Lo que se viene

  • 03 agosto 2020 /

Los problemas van mucho más allá del optimismo en la reactivación laboral...

    Para donde se mire o escuche se ve y oye lo mismo o similar. Casi todo dio un vuelco y el alegre convivir de diciembre e, incluso, de enero, con su cuesta arriba, es un recuerdo paradisíaco hoy en la angustia y zozobra de la supervivencia personal y colectiva. Pérdidas por todos los rincones comunes y corrientes de la economía, no así en las altas esferas del gobierno, cuyas cuentas anuales se incrementan en miles de millones para la masa salarial, pese a que en la llave apenas caen gotas.

    Los problemas van mucho más allá del optimismo en la reactivación laboral, pues la resurrección comercial exige más que decisiones para calificar las fases, generación masiva de empleo y confianza una vez que se logren utilidades o seguridad en el salario para que circule el dinero y haya ahorro.

    Con excepción de algunos, amparados en el presupuesto nacional, de otros aprovechadores de las aguas revueltas de la emergencia y de la debilidad de la lucha contra la corrupción y la impunidad, la mayoría, empresarios, emprendedores y trabajadores, sigue “penando” en la pandemia. El asunto de la concesión de aeropuerto es una historia tejida desde hace meses y que ha favorecido a la empresa Palmerola International Airport (PIA) para presentarse como víctima, nada extraño, pues la tragedia es masiva.

    La pérdida de pasajeros es un fenómeno mundial no solo en las empresas aéreas, también los cruceros resienten en puertos y astilleros la ausencia de viajeros. Habrá que echar la vista al contrato con la multinacional, pues los parlamentarios, con escasísimas excepciones, dan el sí a ciegas. Cuando se presentan los problemas escuchamos el grito “después del trueno, Jesús María”. Y de inmediato se pone en marcha la maquinaria para reformar el contrato, generalmente con amplia cesión del Estado en favor de las concesionarias.

    En este caso concreto se hallan por medio las obras avanzadas del aeropuerto de Palmerola, cuyas operaciones se verán afectadas por la pandemia. Nada extraño, pues el mundo de las inversiones ha sido sacudido, lo que los ejecutivos de PIA ya han puesto número en años y en pérdida de pasajeros, pasando el supuesto y calculado descenso del número al Estado, si no con una alta cifra millonaria, absurdo en la crisis, sí con el traspaso de la administración de los demás aeropuertos, cuyas concesiones están a punto de terminar, sin licitación, una entrega directa. Rechazamos otra decisión y acción directas en nombre de la emergencia sin aquellas condiciones elementales y necesarias de la transparencia.