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Grandísima deuda

  • 08 febrero 2019 /

Ahora mismo el problema sigue siendo las cloacas a cielo abierto.

    San Pedro Sula, Honduras

    No gran, sino grandísima deuda con San Pedro Sula y los sampedranos, no medible o cuantificables de inmediato en dinero, pero sí evidente en la salud de la población e imagen de la capital industrial del país. Nos referimos a las plantas de tratamiento de aguas residuales y al plan maestro de alcantarillado cuyas ausencias son vergüenza para una urbe de gran crecimiento, con carta de presentación del turismo de negocio, con reservas de agua garantizadas, con fuentes que nacen en la reserva de El Merendón sobre la que sobran ambiciones.

    Lo bueno, sobre lo que hay opinión muy favorable, es que “todos tenemos agua”, pese a la expansión urbana y el crecimiento poblacional, como reconoce el exalcalde Roberto Larios, jefe edilicio que firmó el contrato de concesión con Aguas de San Pedro. Las reservas subterráneas son abundantes, no eternas si se afecta el acuífero o se destruyen las fuentes en la cordillera, pero para que eso no ocurra habrá voces y bien altas.

    Ahora mismo el problema sigue siendo las cloacas a cielo abierto, la mayor el río Chamelecón, pero también los ríos Piedra, Bermejo y Blanco que debiera ser venas para la calidad de vida de los sampedranos, y las quebradas, cuyos cauces se convierten en vertedero. Se ha dado un primer paso, pero sin avanzar. Una especie de levantar el pie, pero sin marcar algún centímetro de distancia. “Entendemos que la concesionaria presentó un plan maestro de alcantarillado sanitario, pero no ha sido aprobado”, explica German Pérez, presidente de la Comisión Municipal de Transparencia, cuya explicación desemboca en la causa de este sí pero no, el distanciamiento del alcalde y la concesionaria que salió a flote por las exigencias de las autoridades edilicias sobre las instalaciones en que se hallan las oficinas de ASP.

    Aunque se puede ver como una anécdota, refleja la distancia para algunos, pero encontronazos para otros con repercusiones directas en el cumplimiento, por ambas partes, del contrato de concesión, cuyo daño es el acelerado deterioro del ambiente en el municipio. La concesionaria avanza ya en el proceso de precalificación, con más de un centenar de empresas interesadas para construir la primera planta, la de Chotepe, “que es la más grande”, asegura el exalcalde Larios. Dos no riñen si uno no quiere y quizás por aquí vaya la ruta, no la más expedita, pero sí la necesaria para disminuir la altísima mora de la deuda ambiental con que nos tienen los desencuentros de las autoridades edilicias y los ejecutivos de la empresa concesionaria.

    Hallar los puntos de encuentro y priorizarlos sobre las desavenencias es una necesidad urgente para San Pedro Sula y la población.