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Para abrir los ojos

  • 17 enero 2019 /

El Pacto Social por la Calidad Educativa es un paso de intenciones urgente y necesario.

    San Pedro Sula, Honduras

    Cosmética, pero eficaz la decisión anhelada por muchos años, de no necesitar el documento de nacimiento expedido por el Registro Nacional de las Personas para matricular a los niños y jóvenes en el nuevo año escolar, cuyas actividades se iniciaron el pasado martes con la incorporación de los docentes para la realizar tareas administrativas, organizar la inscripción de los escolares, planificar los períodos del año lectivo y preparar los espacios de enseñanza para que el inicio de clase sea, desde el primer día, una ruta de aprovechamiento y oportunidad para las nuevas generaciones.

    Los que también han acudido al llamado, como principales responsables en la educación, han sido los padres de familia, madres en su mayoría, que con paciencia avanzaron en la fila para cambiar el rostro de cansancio en cara de satisfacción por haber matriculado a sus hijos a quienes les espera, tras las vacaciones, mañanear, desayunar, cargar con el bolsón y llegar al kínder, escuela o colegio para lo que, cada mañana, la tarea de la madre se multiplica porque la primera escuela es la familia y en ella y por ella debe surgir el estímulo de la superación con la educación.

    Las actividades administrativas de estos días han de ser el preámbulo de todo un año de labor creativa y oportuna para los maestros e incentivadora para los alumnos, lo cual es apuntar alto, puesto que los obstáculos, instalaciones, equipo didáctico, personal y burocracia, son mayúsculos con resultados que reflejan las deficiencias de sistemas pedagógicos que exigen a los docentes actualización permanente, hábito cada vez más necesario por las exigencias de la sociedad en acelerados y continuos cambios en esta era de la tecnología.

    El Pacto Social por la Calidad Educativa es un paso de intenciones urgente y necesario para el cambio real no solo programático o de discurso en nuestro país. Si hasta hace poco se apelaba a la necesidad del fortalecimiento en la educación con miras hacia profesiones técnicas, en unos años ha sido tal la transformación que urge universalizar la cobertura educactiva, mejorar sustancialmente su calidad y proporcionar a las jóvenes generaciones la ilusión, convertida en oportunidad, de emprender su propio camino no solo en el sector productivo, sino en el ámbito familiar y de la comunidad.

    Con ello no habrá tantas presiones para abandonar el país, disminuirá la violencia y se podrán recuperar los espacios de convivencia, pues a mejor educación se unirán más oportunidades de trabajo, disminución de la violencia y lucha contra la impunidad y corrupción, pues desde las aulas los niños y jóvenes “irán abriendo los ojos” y evaluarán hechos y palabras de las autoproclamas mesiánicas.