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Más y más

  • 14 octubre 2018 /

    San Pedro Sula, Honduras

    “Atajar los problemas del vecindario” fue la síntesis, sumamente expresiva, pero no tan real, puesto que se completó con los lapidarios vocablos, “si hacen más, haremos más|, todo un juego de estudiadas y aconsejadas oraciones gramaticales que digan todo y no expresen nada, dada la dimensión y el valor universal de ellas. Este fue el ambiente de la Segunda Conferencia sobre Prosperidad y Seguridad del Triángulo Norte de Centroamérica, cuyo precedente hay que buscarlo en la respuesta a la crisis del masivo éxodo de menores de edad hace cuatro años. Hubo conmoción e interés por resolver el problema nunca de la mano de la intolerancia, sino de la responsabilidad compartida cuyos fallos muestran el problema con represión “in situ” como solución inmediata.

    Hay sensibilidad en los gobiernos centroamericanos como también, en el plano oficial, tratará de mostrar México con la presidencia de Manuel López Obrador, aunque desde instituciones y organismos ligados a la defensa de los derechos de migrantes se escucha la voz de que en el nuevo tratado comercial recientemente acordado hay compromisos sobre la “seguridad” en la frontera azteca sur y rígidas regulaciones migratorias y quién sabe si hasta con muro. Desde Washington se aconsejó a España levantarlo en el desierto del Sahara para limitar las migraciones subsaharianas.

    Con la política antiinmigrante de fondo, la reunión de la semana pasada en Washington retomó las propuestas y objetivos de hace cuatro años cuando el Plan de Alianza elaboró y lanzó un plan de desarrollo integral para el mejoramiento de la calidad de vida y así disuadir abandonar el país. Lo que hace unos años constituía el eje de la migración, la economía, el empleo, la fuente de ingresos, la pobreza, hoy, aunque subsisten, es la violencia, la inseguridad y el constante acoso de grupos delictivos que obligan al desplazamiento tanto interno como hacia fuera de nuestras fronteras.

    La agenda del encuentro marcó nuevamente las dos direcciones, pero no se puede calificar, como alguna vez se hizo, “de tú a tú”, pues aunque se intente suavizar o disimular, queda aquello de donde manda capitán no manda marinero... Y no hay que arrugar la cara, aunque hay nuevos ingredientes políticos, económicos y comerciales en la región –China continental– que no deben ser ignorados o, mejor, que ayudar a fortalecer las relaciones con el “vecindario” del norte.

    El presidente Hernández habló directo. Si hay que trazar las líneas para la prosperidad, primero, lo primero, los derechos humanos de los niños separados y alejados de sus padres, son 119, y la reunificación familiar. “No puedo regresar a Honduras sin una respuesta”. El “hagan más y mejor” es a dos bandas al tiempo, no imponer y ya iremos viendo...