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Cambio en México

  • 02 julio 2018 /

A la tercera fue la vencida para AMLO.

    San Pedro Sula, Honduras

    Lo anunciado con la evidencia de las encuestas como respaldo robó impacto al resultado de las elecciones del domingo en que los mexicanos se decidieron, mayoritariamente, por un futuro anunciado distinto y por un cambio de régimen. Tan claro fue el resultado que hasta el Partido Revolucionario Institucional reconoció el resultado hasta antes de que lo hiciera el organismo oficial. Uno a uno los candidatos reconocieron la voluntad popular y el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, definió su ruta como un “proceso de cambio verdadero”.

    A la tercera, la vencida (fue derrotado en 2006 y 2012), su perseverancia, la coyuntura política externa y el deterioro interno fueron las cartas con garantía de triunfo que desde la proclamación de Presidente electo multiplica las esperanzas de los mexicanos, pero también de aquellos países vecinos, como el Triángulo Norte, con intereses muy cercanos. La tendencia quedó establecida alta su concreción para lo que, sin duda, requerirá además de firme voluntad, gran tacto. Quizás todo esté dicho, pero falta por hacer a lo largo del sexenio, cuya puerta se abrirá el 1 de diciembre con la proclama tan necesaria de que “la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. Elaboraré un plan de reconciliación y de paz para México que aplicaremos desde el principio del próximo Gobierno”.

    El otro no gran compromiso sino casi infinito, una especie de guerra de titanes, no en pantalla, sino en la vida real, “la transformación que llevaremos a cabo consistirá en desterrar la corrupción de este país... Bajo ninguna circunstancia, el próximo presidente permitirá la corrupción ni la impunidad... Sobre aviso no hay engaño: sea quien sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares”. El listón quedó.

    Tratando de apagar las todavía humeantes brasas de la campaña anunció cambios profundos “con apego al orden legal... Habrá libertad empresarial, de expresión, de asociación y de creencias... Escucharemos a todos, atenderemos a todos, respetaremos a todos, pero daremos preferencia a los más humildes y olvidados, en especial, a los pueblos indígenas”.

    Con nuestro país lo más sensible es el trato que se da a los migrantes que atraviesan territorio azteca hacia la frontera norteamericana. Hay que reconocer la defensa y ayuda de personas e instituciones del noble país, pero también, en los últimos años, el Gobierno azteca se convirtió en guardián fronterizo como muestran las estadísticas a la baja del lado norteamericano y en significativo aumento del lado mexicano.

    Las promesas están ahí; la transición mostrará la dirección de la brújula y el poder real será oportunidad para que los hechos ocupen el lugar de las palabras.