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Precaución

  • 27 marzo 2018 /

De las decisiones y acciones de todos depende el éxito en estos días.

    Puede parecer exagerado, pues a lo largo del año en la red vial e, incluso, en las ciudades, ni para remedio se hallan agentes de Tránsito que aparecen cuando se les llama por algún accidente, pero nada más. Sin embargo, es loable y, sobre todo, muy beneficioso para todos que con operativos y centros de control aparezca el elemento disuasor para no pocos irresponsables que exponen a sus familias y a ciudadanos inocentes, posibles víctimas de la velocidad, maniobras peligrosas e imprudencias.

    Nada extraño que, una y otra vez, mil veces, se ha haya advertido y aconsejado precaución a los conductores, pues este año como nunca antes las carreteras nacionales se hallan casi “como pistas de carrera”, acostumbrados como estábamos en años anteriores a circular por deterioradas rutas en las que a un bache seguía un hoyo o tramos de tierra. Hoy la tentación es la velocidad, incrementada, particularmente en los jóvenes, con el alcohol y otros estimulantes que disminuyen o casi anulan la capacidad de reacción y maniobra al conducir el auto.

    En el operativo de seguridad, desplegado en la red vial, participan miles de voluntarios y personal de instituciones de auxilio y asistencia, así como policías distribuidos en los puntos de control que, de acuerdo con la Comisión Nacional de Prevención en Movilizaciones Masivas, se hallan instalados en las zonas de afluencia, carreteras con más tráfico vehicular y aquellos lugares de mayor riesgo. La sola presencia de autoridades es un disuasivo y recordatorio para respetar y cumplir las regulaciones de tráfico, de manera que, al final de la semana la satisfacción de estos días se complete con el regreso al hogar.

    El peligro no es solo en la red vial o para viajeros y turistas, también en las ciudades donde los semidesérticos bulevares empujan a apretar el acelerador y la notable disminución de la circulación en las calles grita, “no hagas alto”, de manera que el hábito de conducir a la defensiva deberá multiplicarse por mayores y más graves riesgos. Aunque puede sonar alarmista, al término de la temporada veraniega ojalá los informes proporcionen resultados tan favorables que los hondureños podamos pensar y sentir que protegemos la vida, convivimos en armonía, respetamos el derecho ajeno y en el cumplimiento de la ley desarrollamos la convivencia armónica y creativa.

    Así habrá sido una Semana Santa y unas agradables vacaciones de verano. De las decisiones y acciones de todos depende el éxito en estos días.