Como señalamos ayer, se va destrabando la tranca, la impunidad; pero falta mucho, diríamos demasiado para sanear el ambiente del manejo de los recursos del Estado, para mejorar la administración de los bienes públicos de los cuales debe haber rendición de cuentas en todos los niveles, y las auditorías externas que den a conocer a los dueños de los recursos, todos los hondureños que mediante los impuestos, tasas o pagos por mejoras contribuyen al presupuesto nacional que se coloca en manos de los servidores públicos para bien de todos. Por ello, “con sacudidas al árbol” caerá lo maduro y lo podrido. Habrá que seguir dando sacudidas, falta mucho pues han sido años de impunidad en los que si el daño económico ha sido grande, el moral ha sido mayor reflejado en la débil credibilidad, el contagio masivo y la desconfianza en autoridades y funcionarios.
Hace más de un mes el CNA dio a conocer un nuevo caso de presunto enriquecimiento ilícito, con una documentación sorprendente pues a cinco días para volver a la llanura, se hizo “limpieza” con el supuesto traslado de algo más de doce millones de lempiras a una cuenta con nombre y apellido de la persona administradora de bienes públicos destinados a programas sociales. Diario LA PRENSA reveló la identidad de la funcionaria denunciada: la ex primera dama Rosa de Lobo. Se trata, por ahora, de la investigación de una denuncia. Falta el proceso y que la defensa actúe. Lo importante es que hay que seguir sacudiendo el árbol, aunque haya resistencia, pero de que se puede, se puede, y más cuando está de por medio la ética de los funcionarios cuya mayoría es decente, y la calidad de vida de los hondureños.
Investigados los casos, falta agilidad, rapidez, en el tramo final de los operadores de justicia, los tribunales, para recuperar la confianza y también para que “el que la hace la pague” y si el caso es de impacto mucho más, pues al que más se le confió, más se le debe exigir. Fin a la impunidad.