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¿Pronto?

  • 19 octubre 2017 /

    Largo el camino, pero más largo y tortuoso el dolor de los derechohabientes del Instituto Hondureño de Seguridad Social que aún, tras cuatro años de aparecer los primeros indicios del saqueo de la institución, la impunidad sigue cubriendo uno de los casos más trágicos, ayer y hoy, en la historia del país. Los delincuentes saben cómo capear la justicia, algunos tan profesionalmente que, por décadas, en los archivos policiales y en el entramado internacional conservan el no honorable ni honroso título de prófugo, claro que a un delincuente lo del honor o la honra le sale sobrando.

    Señalamos lo anterior porque, con un lenguaje detectivesco, trascendió en fuente oficial que hay indicios de dónde se halla el calificado “cerebro” del saqueo en el IHSS y muy de cerca se le siguen los pasos. Tan de cerca que “pronto caerá” se atrevió a decir el director de la Agencia Técnica de Investigación Criminal, palabras que cobrarán todo su significado y valor cuando las miles de víctimas escuchen, “aquí está” y sea presentado para su reconocimiento, aunque la apariencia física seguramente haya cambiado, pues sobraban recursos para un cambio de rostro con que prolongar su escapada.

    La información de LA PRENSA, con llamado en la portada sobre el extesorero del IHSS y otras 10 personas participantes en la trama para saquear la institución, regresa la información a los medios, pues “las largas” suelen atraer el olvido que es a lo que se aferrarán estos individuos contra los que hay alerta internacional cuyo cumplimiento halla obstáculos, a veces casi insalvables, porque con el país donde se hallan no hay acuerdos de extradicción, aunque para los corruptos no debiera haber feudos o castillos medievales donde esquivar la justicia.

    “Solo hay que tener paciencia; los equipos hacen su trabajo y en el momento oportuno se dará captura”, explica la fuente oficial. Distinta la interpretación del momento oportuno en la Policía, que hace su trabajo, y en las víctimas de los delincuentes, para quienes cada segundo más en libertad es victoria de la impunidad y tardanza en la justicia que, por derecho, exigen familiares de víctimas mortales; derechohabientes a la espera de una oportunidad para ser intervenidos quirúrgicamente; en fila hacia la ventanilla de la farmacia con temor a escuchar, otra vez, no hay; empleados con más de cuarenta años trabajando sin que se les permita gozar de sus derechos para una mínima jubilación.

    “Pronto caerá”, escuchamos hoy, a la espera de un “pronto” verlo ya en manos de la justicia; aunque las víctimas se aferran más a la sabiduría popular con el “más vale tarde que nunca”.