19/04/2024
11:14 PM

Vulnerabilidad

  • 21 octubre 2016 /

    En el verano nos abrasamos y en el invierno nos ahogamos es la expresión sintetizada de la vulnerabilidad de nuestro país ante los fenómenos naturales de las dos épocas del año identificadas como verano e invierno, que más bien debieran calificarse de temporadas de sequía y de lluvia. El caso es que si en una se agostan los cultivos y se raciona el servicio de agua, en la otra hay que abrir los embalses y prevenir enfermedades que llegan acompañando la lluvia y la humedad.

    Los daños recurrentes cada invierno se multiplican con la saturación y el debilitamiento del terreno con consecuencias, muchas veces trágicas, de los derrumbes. La capital, con muchas zonas de alto riesgo no sólo por las lluvias, sino por su naturaleza geológica, cambios y alteraciones en terrenos, representan un peligro permanente para la vida de las personas y estabilidad de las viviendas y edificios.

    Este riesgo se incrementa en la temporada de lluvia por el derrumbe de muros y deslizamientos de tierra, pero también en las zonas bajas aledañas a las cuencas de los ríos. Tres son los departamentos donde se han registrado daños mayores: Francisco Morazán, Valle y Choluteca, en alerta roja este último.

    La prevención no es uno de nuestros distintivos y así entre lamentos y a la carrera se capea el temporal y después se vuelve a lo mismo que, en la próxima ocasión, puede ser peor. El prevenir tampoco es virtud de las autoridades, de manera que llegadas las lluvias se olvidan de la escasez y el racionamiento en la época seca y durante esta se olvidan de la limpieza de las cuencas de ríos, el reforzamiento de los bordos, la reforestación de las áreas depredadas y el desalojo y reubicación de familias casi afincadas en el cauce de ríos o quebradas.

    La historia del Valle de Sula también está escrita con golpes de fenómenos naturales que han causado grandes daños a la población y a la producción industrial y agrícola. El aumento poblacional y la expansión urbana en las grandes ciudades no está acompañada de obras de infraestructura que mitiguen la vulnerabilidad de manera que la temporada de lluvias es época de zozobras, peligros y daños.

    ¿Qué hacer en este generalizado mapa de vulnerabilidad? La solución inmediata es de los individuos que viven en zona de riesgo.

    La actuación de autoridades municipales y de organismos de prevención y asistencia debe respaldar a las personas en riesgo, los primeros en ser la parte principal de la solución y no un reiterado problema en la prevención ante los fenómenos naturales.