16/04/2024
10:43 AM

Lo invisible y lo visible

Cierta vez preguntaron al escultor Miguel Ángel cómo hacía para crear obras tan magníficas.

“Es muy sencillo” respondió él, “Cuando miro un bloque de mármol, veo la escultura adentro. Todo lo que tengo que hacer es retirar los sobrantes”.

En el fondo, la vida es el arte de ver más allá de las apariencias. La obra de arte de nuestra existencia está, muchas veces, recubierta por años de miedos, culpas e indecisiones. Pero si nos decidimos a retirar estos sobrantes, si no dudamos de nuestra capacidad, podremos llevar adelante la misión que nos fue destinada. A continuación, algunos relatos sobre el arte de ver mejor lo que está sucediendo.

Creyendo sin ver

Un emperador dijo al rabino Yeoschoua ben Hanania: Me gustaría mucho ver a vuestro Dios.

Es imposible – respondió el rabino.

¿Imposible? Entonces, ¿cómo puedo confiar mi vida a Alguien a quien no puedo ver?

Muéstreme el bolsillo donde tiene guardado el amor por su mujer. Y déjeme pesarlo, para ver si es grande.

No sea tonto: nadie puede guardar el amor en un bolsillo.

El sol es apenas una de las obras que el Señor colocó en el universo y, sin embargo, usted no puede verlo directamente. Tampoco puede ver el amor, pero sabe que es capaz de enamorarse de una mujer y confiarle su vida. ¿No le parece evidente que existen ciertas cosas en las que confiamos sin ver?

El rostro oculto

Nasrudin fue hasta la casa de un hombre rico, a pedir dinero para obras de caridad. Un paje acudió a abrir el portón.

-Anuncie que el mullah Nasrudin está aquí y necesita dinero para ayudar a los otros – dijo el sabio.

El paje entró y regresó minutos después. -Mi señor no está en casa.

Entonces permita que le deje un consejo, aunque no haya contribuido para las obras de caridad: la próxima vez que no esté en casa, recuérdele que no deje su rostro en la ventana, porque si no la gente puede pensar que está mintiendo.

Contemplando el peligro

El discípulo dijo al maestro: He pasado gran parte de mi día viendo cosas que no debía ver, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no debía hacer.

El maestro invitó al discípulo a dar un paseo. Por el camino, señaló a una planta y preguntó al discípulo si sabía lo que era.

- Belladona. Puede matar a quien coma sus hojas.

- Pero no puede matar a quien se limita a contemplarla. De la misma manera, los deseos negativos no pueden causar ningún mal, si tú no te dejas seducir por ellos.