24/04/2024
12:27 AM

¿Premio chino a la paz?

Los chinos, especialistas en clonar ilegalmente computadoras, teléfonos inteligentes y toda clase de artículos, acaban de intentar hacerlo con el Nobel de la Paz, ante los ojos de todo el planeta.

Han creado una copia llamada Premio Confucio a la Paz.

Utilizar el nombre de Confucio demuestra que los mismos mandatarios chinos desconocen los escritos de ese gran hombre, apóstol de la hermandad, el respeto al ser humano y la tolerancia.

En el intento de copiar algo tan merecedor de respeto como el Nobel a la Paz, este año se lo han otorgado nada menos que a un hombre que desde hace casi sesenta años tiene sumido a su país en la más férrea de las dictaduras.

Si se quisiera buscar alguien que represente precisamente lo opuesto a la pacifista doctrina de Confucio, sin duda el primer candidato -por aclamación- sería el comandante Fidel Castro.

Castro es todo lo contrario.

Millones de sus compatriotas han tenido que abandonar la isla en balsas, nadando o como han podido en busca de libertad. Quién sabe cuántos han muerto y cuántos guardan prisión por haberlo intentado.

Puede alguien merecer un premio a la paz cuando en un pasado no muy lejano, pero que muchos tratan de olvidar, envió soldados a pelear guerras ajenas; mercenarios que fueron escogidos más que todo por el color de su raza, para que se mezclaran con los ejércitos africanos, en uno de los casos de intervención más inmorales que el mundo ha visto.

¿Merece un premio a la paz alguien que criticó públicamente a la dictadura argentina de otra época, mientras secretamente negociaba con esos mismos dictadores a quienes con toda la hipocresía del mundo llegó a llamar “desaparecedores de hombres”?

Cuba vive una de las peores tiranías que el mundo ha conocido y la de mayor duración, no hay nada de pacifista en eso.

Para una idea del tiempo que Cuba ha estado bajo su bota: Fidel llegó al poder cuando en Honduras el presidente era Villeda Morales y en los Estados Unidos ni siquiera llegaba Kennedy.

Los actuales, Juan Orlando Hernández y Barak Obama, al igual que la mayoría de los habitantes del planeta Tierra, aun no nacían.

¿Qué hizo Fidel Castro para merecer un premio a la paz?

Capaz de convertir mentiras en aparentes verdades, a fuerza de utilizar un discurso privilegiado (también balas y cadenas) como la mayoría de los dictadores, no puede haber nada más opuesto entre el pensamiento de Confucio y las acciones de Fidel.

Veamos qué dice el sabio Confucio sobre los mandatarios: “Un buen gobernante es aquél que no necesita armas ni mentiras para permanecer en el poder”.

Fidel ha mentido sobre la libertad de sus compatriotas, ha utilizado las armas y el calabozo según su conveniencia y de acuerdo a sus propias leyes.

El premio Nobel de la Paz fue otorgado este año a una muchacha no mayor de 17 años, quien a su corta edad enfrentó al poder fanático de los talibanes, luchando por el ideal de educar a la juventud de su país.

Es hasta inmoral comparar al anciano dictador cubano con una niña idealista a quien sus compatriotas -y toda la juventud del planeta- tienen ya mucho que agradecer.

El solo hecho de dárselo a Castro ha desprestigiado para siempre al Premio Confucio a la Paz, colocándolo a la par de otros artículos chinos cuya calidad es de segunda categoría.