23/04/2024
09:03 PM

¿Es usted impaciente?

Si revisamos el pasado de nuestras familias, todos llegamos a esa generación en que se ganaban la vida sembrando la tierra. ¿Qué ocurrió cuando nuestros antepasados emigraron a la ciudad? Olvidamos ciertas leyes naturales. Por ejemplo, ellos sabían que debían ser pacientes. Nadie se paraba frente a la semilla recién sembrada para apresurarla gritándole: ¡crece, maldita sea!

Los agricultores saben lo necesaria que es la paciencia, por ejemplo, en el cultivo del bambú japonés. Siembran la semilla, la abonan y la riegan adecuadamente. Durante los primeros siete años no parece ocurrir nada. Cualquier inexperto pensaría que la semilla no era fértil, pero no es así. A los siete años, en solo seis semanas, la planta crece más allá de los 30 metros. La pregunta es, ¿tardó solo seis semanas en crecer? Los expertos nos dicen que no, que tardó siete años y seis semanas en desarrollarse. Y afirman que en los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estuvo generando un complejo sistema de raíces que le permitirá sostener bien el formidable y rápido crecimiento.

El escritor Og Mandino solía decir que mucha gente hoy en día es tan impaciente que quiere un éxito instantáneo. Quieren subir por el ascensor despreciando las escaleras. No comprenden la lección del bambú japonés, no dedican suficiente tiempo al desarrollo interno, solo pretenden crecer rápidamente. Quieren levantar altura, pero no hay raíces que los sustenten. Es difícil convencer a esos impacientes que el éxito es el resultado de una preparación perseverante y sostenida.

Hay momentos en la vida, cuando estamos a punto de claudicar porque no vemos a mano el éxito anhelado, en que deberíamos recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, así comprenderemos que el tiempo en que nos estamos preparando está bien empleado porque nos enfocamos en crecer interiormente. Así, el crecimiento exterior podrá alcanzar alturas insospechadas.

LO NEGATIVO: Sucumbir a la vana pretensión del éxito instantáneo.

LO POSITIVO: Comprender que hay sabiduría en dedicar tiempo al crecimiento interior como preámbulo a alcanzar un pleno desarrollo. Ser pacientes en ello.