Siempre he encontrado fascinante esa posibilidad pero, lamentablemente, me he ido rindiendo ante la evidencia científica. No hay vida en Marte, el más próximo candidato, fuente de novelas y películas sobre invasiones y enanitos verdes. Tampoco en el resto de planetas de nuestro Sistema Solar. Muy precisas sondas han explorado atmósferas, analizado su contenido y comprobado que no hay formas de vida similares a la nuestra.
Sólo queda una pequeña esperanza: una de las lunas de Júpiter llamada Europa tiene una superficie de hielo de varios kilómetros de espesor. Se especula que, de haber volcanes activos en su centro rocoso, quizá podrían generar calor y energía para albergar vida en un supuesto mar líquido debajo del hielo. Hasta que enviemos un artefacto que penetre esa gruesa capa de hielo y explore debajo no podremos saberlo.
Es una posibilidad, bastante remota. Pero de todas maneras no sería una civilización tecnológica, quizá organismos acuáticos, como los que abundan en nuestros océanos.
¿Dónde buscar vida extraterrestre inteligente? Desde hace varias décadas el proyecto SETI ha escudriñado el espacio (telescopios combinados con computadoras) pero, hasta el momento, no se ha encontrado nada.
Muchos especulan que nuestras señales de televisión, que se expanden por el universo desde mediados del siglo pasado a la velocidad de la luz, deberían haber sido captadas por inteligencias extraterrestres y que ya sería tiempo que alguien, allá afuera, nos hubiera contestado, pero el cosmos permanece en silencio. El tema fue tocado por el científico Carl Sagan en su novela “Contacto”. Sobre la misma hicieron una película bastante decente con Jodie Foster.Por otra parte, siempre me he preguntado ¿por qué, de existir civilizaciones más avanzadas, nosotros no hemos recibido las señales de su televisión? No en respuesta a las nuestras, ¿por qué no captamos sus transmisiones locales en cuanto construimos el primer receptor de televisión, no digamos los modernos radiotelescopios?
Pero, como no ha habido contacto, debo suponer que: o tienen otros medios que desconocemos o simplemente no existen.
O, a lo mejor, hubo civilizaciones tecnológicas de gran avance que se autodestruyeron en guerras estúpidas. Aun así, sus antiguas señales deberían seguir viajando por el universo y nosotros ya las habríamos captado.
Pero no hay evidencia científica, ninguna.
Todos aquellos que ven “platillos voladores” o que pretenden encontrar rastros extraterrestres en la Tierra son ilusos o depredadores del apasionante tema. Soy un apasionado del tema, desearía que existiera vida inteligente en otros planetas y, sobre todo, que pudiéramos establecer comunicación, para saber cómo son esos mundos y qué portentos increíbles han desarrollado.
Me encantaría saber qué piensan sobre origen de la vida (¿habrán encontrado la respuesta científica?) y entonces –también– ¿el destino después de la muerte?
Creo que se atribuye al novelista Arthur C. Clarke (“Odisea del Espacio”, “Rama”, muchas otras) la frase: “La tecnología avanzada se confunde con magia”.
¿Creerán los supuestos extraterrestres en dioses? ¿Y nosotros, al contemplar sus adelantos, su magnífica ciencia, sus poderes, todo eso nos haría pensar que ellos son dioses?
Mire qué pregunta más difícil y qué respuesta maravillosa la que tendríamos: ¿habrá ocurrido eso en el pasado?
¿Viajeros intergalácticos pasaron por aquí hace miles –o millones– de años y son la fuente de todas nuestras leyendas sobre dioses? ¿Fueron ellos los que plantaron inteligencia en algunos simios, fueron ellos nuestros creadores?
Interesante especulación pero, lamentablemente, sin ninguna prueba o base científica. Seguiré esperando, sin muchas esperanzas, a que se produzca el primer contacto.
