24/04/2024
02:50 PM

Variante Delta

Muchos países del mundo están endureciendo las restricciones ante la amenaza de la variante Delta del coronavirus, este enemigo tiene una capacidad asombrosa de camuflarse y adquirir nuevas vestimentas que simuladamente escapan del control que oponen las vacunas aprobadas por el mundo científico.

Sergio Banegas

Muchos países del mundo están endureciendo las restricciones ante la amenaza de la variante Delta del coronavirus, este enemigo tiene una capacidad asombrosa de camuflarse y adquirir nuevas vestimentas que simuladamente escapan del control que oponen las vacunas aprobadas por el mundo científico. Ese es precisamente el mayor temor, que la variante es altamente transmisible entre personas vacunadas registrando cargas virales iguales a los que presentan los no vacunados. Ello nos lleva al principio: el uso de doble mascarilla, lavado constante de manos y distancia social siguen siendo las estrategias más eficaces en esta batalla.


Según la agencia de noticias AFP en nota reproducida por Diario La Prensa, el número promedio de nuevos casos mundiales aumentó en 10% en las últimas semanas, en gran parte debido a esta nueva variación del virus. ¿Y en la Honduras de acá? Pues aquí los funcionarios iluminados están formulando que a partir de agosto los niños y niñas regresen a sus aulas para seguir el proceso educativo.


Vaya desfachatez, ¿no habrá alguien en los estrados ejecutivos que proponga algo más coherente para no seguir esa forma de suicidio colectivo? De hecho, los médicos están rotos de cansancio físico y emocional, ya no encuentran argumentos para convencer del peligro a tanta gente irresponsable que no tiene el menor empacho para asistir a cenas, almuerzos, cafés, bodas, cumpleaños, y toda forma de reuniones que se convierten en focos de contagios masivos. Desafortunadamente nos encontramos con dos elementos que se oponen para salir pronto de la crisis: por un lado un Estado corrupto hasta la médula y por otra parte una ciudadanía indisciplinada que ya abandonó la responsabilidad compartida.


Que el Delta de este río profundo de crisis sanitaria que ya desbordó el sistema de salud no venga a encontrarnos viviendo una vida licenciosa e intemperante, es tiempo de regresar al recaudo de la prudencia y de la sabiduría.