19/04/2024
06:40 AM

Elecciones del Bicentenario (parte 1)

Henry A. Rodríguez

El concilio Vaticano II afirma que “Cristo no dio a su Iglesia una misión propia en el orden político, económico o social. La Iglesia no está ligada en virtud de su misión y su naturaleza a ninguna forma particular de cultura humana, a ningún sistema económico, político o social” (Cfr. GS. 42). Pero ello no le impide “dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona y utilizando todos y solo aquellos medios que sean conformes al Evangelio” (Cfr. GS. 76). Es por ello que el pasado 10 de junio la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) publicó su mensaje “Las elecciones del Bicentenario”, un comunicado que tiene como objetivo orientar pastoralmente a la población hondureña a fin de que ejerza libremente su voto el próximo 28 de noviembre de este año.

Llama la atención el poco eco que este mensaje ha tenido en los medios de comunicación local. Y cómo los feroces críticos de la Iglesia, acostumbrados a señalar en redes sociales el supuesto silencio cómplice de la jerarquía católica, han ignorado la claridad y la contundencia del mensaje del episcopado hondureño, quienes en pleno, y sin faltar ninguno, han firmado este mensaje.

A partir de hoy, en este espacio escrito abordaremos los cuatro puntos del comunicado, al mismo tiempo que invitamos a todos los ciudadanos a no ignorarlo, sino a leerlo, reflexionarlo e incluso debatirlo para suscitar así una rica retroalimentación que contribuya a la formación de mejor criterio cívico. El primer apartado se titula “Los electores”, en él los obispos afirman que:

1. Votar es un deber y que esto implica conocimiento de los candidatos, un ejercicio de discernimiento y una decisión personal.

2. Que a la hora de votar, el elector debe tener claridad en sus motivaciones, intereses, prioridades y principios para saber qué lo mueve a votar. La CEH ha sido clara al respecto, muchos pseudopolíticos aún subestiman el intelecto del ciudadano hondureño, insultan su capacidad de análisis, de decisión y confían en un voto de “estómago”, ya que, como recuerdan los señores obispos, algunos candidatos piensan “que en las próximas elecciones, la gente va a ir a votar por cuánto tiene en la bolsa”.

3. Por último se nos recuerda que elegir en conciencia es no votar por una falsa agenda política, que no responde a las necesidades reales de la población, y que vender el voto es vender la conciencia y la propia dignidad, que no solo comprometerá el futuro personal, sino el de la patria entera. Como Iglesia no podemos decirles a los ciudadanos qué hacer ni cómo hacerlo; pero el anuncio del Reino nos compromete a recordar a todos los hombres, más que a exigirles, que cada uno está llamado a actuar amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo, y esto incluye la vida política de la nación.