18/04/2024
09:09 PM

'Dangerous road”, pero ellos no lo entienden

El camino de Joe Biden aún está por definirse…

Arturo Nolasco

Es la única definición o la esencia de ese mensaje pronunciado diplomáticamente en inglés que un republicano o demócrata jamás comprenderá porqué y para qué lo dice.

Al parecer no tienen la capacidad ni estudios suficientes para descifrar la materia de la que está compuesta el Triángulo Norte de Centroamérica, que es tan genuinamente un “Dangerous road (camino peligroso)”, como también es genuino e incomprensible para un centroamericano que el desayuno con fajas de tocino y pan tostado haga sentir más anglosajón a un estadounidense.

Hace siete años lo dijo el presidente demócrata Barack Obama, luego prosiguió el monólogo su homólogo Donald Trump para que recientemente el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, la disfrazara así: “Do not come (no vengan)”; una semana después la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, no aportó nada que por estas tierras no sepamos, “dangerous road (camino peligroso)”.

Todos refiriéndose a lo mismo que por dos años con mayor énfasis hemos escuchado en la radio y la televisión sobre los riesgos que corren las familias cuando emprenden la ruta del migrante hacia los Estados Unidos.

Entonces, desde mi perspectiva ese sigue siendo un mensaje intrascendente, lejos de ser escuchado porque esa ruta jamás será más peligrosa que el día a día de un hijo del triunvirato regional que convive entre homicidios, feminicidios, narcotráfico, extorsión, invasión, salud ni educación pública digna; todo porque por más de medio siglo estos pueblos del triángulo han sido gobernados por la avaricia y, según escuetas y timoratas investigaciones de entes judiciales, corruptos comprobados.

La diferencia entre un republicano y un demócrata es que los primeros la ponen sin anestesia y los segundos con anestesia, pero al final siempre sus vacunas son solo placebos, pues nunca ponen de pie a este convaleciente enfermo centroamericano.

Solo para tener una referencia de las cifras reales de deportaciones de un gobierno estadounidense bajo la premisa republicana y otro de calado demócrata, les comparto el dato destacado por Luis Pablo Beauregard desde Los Ángeles, California, el 5 de mayo y publicado por Diario El País de España:

Desde octubre (2020), el inicio del año fiscal 2021, Estados Unidos ha deportado a 37.000 personas. De continuar ese ritmo serían expulsadas por primera vez al menos 100.000 personas en un año. En cuatro años de mandato, la Administración Trump promedió 240.000 deportaciones anuales.

Barack Obama, en cambio, se ganó el apodo de “deportador en jefe” después de expulsar a 1.8 millones de personas solo en sus tres primeros años de Gobierno. Una media de 383.000 personas mensuales.
Al final de su periodo, las deportaciones superaron los tres millones. El camino de Joe Biden aún está por definirse… y así concluye Luis Pablo en su artículo.

Sí, igual de real es que ya sean más o menos los deportados de período a período, es hasta cierto punto irrelevante en la actual política migratoria de los Estados Unidos, ¿por qué? Por que para ellos solo es una meta proyectada, en cambio el no tener hasta ahora una política migratoria integral, independientemente la rama que gobierna solo hace que cualquier acción emprendida para abordar este crítico asunto, realmente no detenga la migración irregular hacia su territorio.

Y lo más dramático aún para los del Triángulo norte de Centroamérica es que a más deportados de Estados Unidos, mes a mes, más rapaces y habilidosos se vuelven los traficantes de personas, que gestionan con tal sigilo que, a más retornados, más lucrativo resulta su negocio con ofertas de hasta “al tres por uno”.

A todas luces el error más grande que siguen cometiendo las administraciones estadounidenses es continuar creyendo en la institucionalidad y autodeterminación de estos pueblos, poblaciones poco listas para extirpar el tumor, pero muy dispuestas a entregar la administración de sus recursos a hombres carentes de lo que autoridades del Norte siguen imaginando aún se encuentra por estas latitudes, entre ellas: la honorabilidad.