18/04/2024
12:31 PM

¿Qué le ha pasado a la cortesía?

Nicolás Feret en su “Libro de Cortesía y Buenos Modales” dice que es de muy mala educación llamar a una puerta.

Emilio Santamaría

Nicolás Feret en su “Libro de Cortesía y Buenos Modales” dice que es de muy mala educación llamar a una puerta. Lo que se debe hacer, según él, es “arañarla levemente con la uña del dedo meñique”. ¿Seguiría usted esta fórmula de cortesía? ¡Claro que no! Seguramente le ha parecido, como me lo pareció a mí, ridícula. Sin embargo, en 1633 había gente que se dejaban crecer esa uña, precisamente para seguir al pie de la letra esas instrucciones.


Pero ahora, en la época dorada de la tecnología hay personas que se fueron al otro extremo. Consideran ridículo cualquier gesto de cortesía a los demás, y hasta se sienten mucho más cómodos comportándose bruscamente. Les parece casi tonto decir “gracias”, o ceder el asiento a una mujer en el autobús, y aún peor ayudar a una anciana a cruzar la calle. Quizá por esto monseñor Fulton J. Sheen solía decir en sus famosas charlas radiofónicas, que el único lugar en que se encuentra ahora un “caballero” es en el diccionario.


Conozco a un hombre que contestaba con cierta altanería a su jefe. La razón que daba es que “no quería que sus compañeros lo consideraran sobalevas”. Por supuesto, también era duro y absurdamente drástico con sus subalternos. Pero en este último caso aducía otra razón: “Quiero que me respeten, no que me quieran”. El resultado de su forma de ser era una cadena diaria de sinsabores increíble, hasta el día de su despido.


“Una persona demuestra su grandeza por la forma en que trata a los demás”, decía Carlyle. Yo creo que los pequeños actos de cortesía son como el aceite en una maquinaria, hacen marchar nuestra vida más suavemente y reducen la fricción con quienes nos rodean. Decir “gracias” y “por favor”, es un ejemplo de ello. ¿Dónde suele aplicarse menos esa cortesía? Con los que tenemos más confianza, y en el hogar. Dale Carnegie señala que le decimos a veces cosas a nuestros hijos, que no diríamos a una visita que nos cayera mal.


Nadie se rebajará siendo cortés. Recordemos que Cristo no dejó de ser Dios por el hecho de lavar los pies a los apóstoles.


LO NEGATIVO: Considerar la cortesía algo pasado de moda, y prescindir totalmente de ella.
LO POSITIVO: Cultivar diariamente la cortesía y hacer nuestra vida y la de los demás, más agradables.