Este exaltado y alterado grito del golazo, golazo ha sido una peculiaridad del veterano periodista deportivo Salvador Nasralla.
“Zapatero a tu zapato”, antiguo adagio para señalar de que cada quien en sus labores de acuerdo a sus conocimientos. Pues el deporte y la política son dos campos diferentes de la actividad humana.
En toda ocasión que le mencionaban sobre su posible participación en la política, fue enfático y despectivo al confirmar que a él nunca le ha interesado ni le motiva este campo de la política partidista.
Pero de pronto aparece dirigiendo el Partido Anticorrupción y todo lo expresado en años anteriores queda en el “olvido” y participa en las elecciones presidenciales de 2013, donde resulta en el cuarto lugar.
Después de la frustrada participación como candidato presidencial de la Alianza conformada por Libre y Pinu en el año 2017, pierde credibilidad por tantas declaraciones contradictorias, pues lo que un día antes señalaba 24 horas después lo negaba.
El mensaje tradicional de Nasralla ha sido y es el discurso del vocabulario violento. Pero lo extraño es que si dice que él tiene el perfil y las condiciones para competir con su nuevo partido, El Salvador de Honduras, para qué anda buscando alianzas.
En las elecciones primarias, los ganadores y ganadora de los tres partidos fuertes en el país dan una ventaja al candidato Nasry Asfura del Partido Nacional, Yani Rosenthal del Partido Liberal y Xiomara Castro de Libre.
El coordinador de Libre, Manuel Zelaya Rosales, quizás no sabe de fútbol, pero nació con el ombligo enredado en la política y sabe que las alianzas son necesarias.
Ahora extraño es que un grupo de intelectuales y políticos de cepa del Partido Libre estén dispuestos a andar gritando, golazo, golazo en un país llamado Honduras.
