18/04/2024
09:01 PM

La revolución de la esperanza

La esperanza es revolucionaria por naturaleza, tiene la audacia de creer con certeza de las posibilidades de cambio, aunque el entorno diga lo contrario.

Sergio Banegas

La esperanza es revolucionaria por naturaleza, tiene la audacia de creer con certeza de las posibilidades de cambio, aunque el entorno diga lo contrario. La esperanza hace que el príncipe insista hasta lograr el anhelado sí de su prometida, la esperanza no declina ante un doloroso diagnóstico ni renuncia ante el primer no. Honduras necesita asirse de la revolución de la esperanza que le permita soñar y trabajar por un nuevo amanecer, aunque la noche oscura se haya extendido tan amargamente en la última década. La esperanza lleva implícito la revolución de no estancarse ni amoldarse a la situación presente, el gen del cambio está inherente en la sustancia del que espera. El amable lector se preguntará si esto es posible.

¿Es posible cambiar la estrella opaca por los cinco luminares que fulguren en un nuevo tiempo? ¿Podemos ser capaces de cambiar la violación flagrante a la Constitución por un Estado de derecho que devuelva la institucionalidad?


¿Estamos en la posibilidad acaso de no rendirnos cuando vemos como normal la galopante corrupción estatal y ser capaces de admitir que necesitamos manos limpias que administren el tesoro público? ¿Seremos dignos de encender la antorcha en medio de la oscuridad como ciudadanos responsables?


En la recta final de las campañas proselitistas de los partidos políticos que se alistan para sus elecciones primarias es claro que el futuro de nuestra democracia pasa por lo que suceda en las elecciones internas del Partido Liberal.

En esta institución política se presenta como la mejor opción la candidatura de Ángel Darío Banegas, propuesta seria y no manchada con antecedentes penales ni morales que lo inhabiliten para gobernar, con visión clara de lo que el país puede y debe ser, Banegas tiene el corazón palpitante de una pasión por dibujar una sonrisa en el rostro de Honduras, tiene sus manos limpias y sobre todo tiene la audacia que otorga la esperanza de ver una nueva aurora irrumpiendo con luz el mañana de nuestra patria.