En la Biblia también encontramos historias y diálogos muy interesantes. Por su relación, destaco esta alocución a continuación: “Mi consejo es el siguiente: Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no por obligación ni para ganar dinero. No traten a los que Dios les encargó como si ustedes fueran sus amos; más bien, procuren ser un ejemplo para ellos. Así, cuando regrese Cristo, que es el Pastor principal, ustedes recibirán un maravilloso premio que durará para siempre” (1 Pedro 5:2-4).
Si se notó, el común denominador entre el diálogo y la alocución es el poder que conlleva el cargo de líder. Un poder que cuenta con la capacidad de manipular y hacer creer cualquier cosa en pos del beneficio o capricho propio, o que puede cuidar, prestar cooperación y poner los medios para el logro de algo por el deseo de ayudar. En una época en la que gobiernan la falsedad, la irresponsabilidad y la corrupción a todo nivel, la pregunta que se repite es: ¿qué vas a hacer tú, papá, mamá, presidente, diputado, profesora, gerente, pastor… con ese poder? ¡Dichosos los que se decidan por lo segundo! No por el premio a recibir, sino por el gusto de servir.