20/04/2024
01:38 AM

La carrera por las vacunas

Elisa Pineda

Alrededor del mundo, los estados se encuentran en plena carrera por las vacunas contra el covid-19; algunos de ellos desde la investigación, la producción y la exportación, otros como coproductores, muchos como importadores y otros en espera.

Lamentablemente nos encontramos en ese último grupo, en los que esperan, que no actúan con proactividad, ni siquiera cuando muchos especialistas alrededor del mundo han indicado que la actual diplomacia de las vacunas reduce las posibilidades del multilateralismo, para convertirse en un elemento más de poder en las relaciones bilaterales.

Las vacunas se han convertido en un recurso poderoso en la agenda internacional y, por supuesto, de negociación. No es ningún secreto que más allá de la buena voluntad, la política internacional se basa en esas relaciones muchas veces asimétricas, en las que cuentan los intereses de cada parte.

Cada país busca hacer valer sus propios intereses y su valor en la arena internacional, haciendo un análisis entre aquello que puede y debe negociar a cambio del bienestar de su gente.

Para que exista una respuesta favorable de la comunidad internacional a las necesidades de un país, se debe trabajar por fortalecer los lazos de confianza, a través de su actuar responsable. Si las acciones y el discurso se alejan, crece la desconfianza.

Quizás eso es lo que esté pasando con el lugar que estamos ocupando en la carrera mundial por las vacunas. Mientras otros países centroamericanos avanzan a grandes pasos, en Honduras apenas iniciamos con la vacunación de personal médico de primera línea, con la donación de cinco mil dosis realizada por Israel, una acción que puede comprometer aún más el apoyo político que le brinda Honduras. No hay vacunas gratis.

Es difícil visualizar estrategias claras para hacer frente a la situación de pandemia, si tenemos en cuenta que la vacunación es indispensable no solamente para el bienestar de la población, sino también para la reactivación de la economía.

La desigualdad en los procesos de vacunación es desde ya un tema que podría tener impactos negativos en sectores tan sensibles para el país como el turismo, que ha sido tan golpeado durante todo este tiempo, casi un año.

No ha habido priorización de temas y a partir de ello, tampoco de una adecuada planificación de acciones, algo por demás extraño, cuando en el aparato estatal hay especialistas que conocen muy bien de estos temas. Probablemente otras temáticas desvíen la atención hacia prioridades que no son compartidas con el pueblo.

Es evidente que no solamente hay un gran camino por recuperar la confianza interna, sino también en el concierto de naciones. Para cualquier nuevo gobierno esa será una gran tarea, no desde el papel de víctimas, sino con la dignidad que actualmente no se percibe.

Dignos de confianza, con interés por nuestro propio destino por encima de cualquier otra cosa, por el bienestar de la gente, con un verdadero compromiso con los deberes del estado, entre ellos velar por la salud de la nación.

El tema de las vacunas va a reconfigurar el mundo y de forma especial a la región centroamericana; si Honduras se queda atrás, esto se traducirá en rezago social y económico, particularmente en relación con nuestros vecinos.

Hemos escuchado hasta el cansancio que estamos en una situación sin precedentes, por la pandemia. También ahora, como nunca antes, hemos podido palpar el costo de la falta de estrategias efectivas sobre asuntos tan sensibles para el país. No más desaciertos, por favor.