El dinero, una necesidad de obtenerlo a través del trabajo digno y honrado en cualquier actividad del quehacer humano, no importando profesión u oficio.
Sabemos que el dinero es bendito cuando se gana justamente, en el caso del trabajador de cualquier nivel económico y rubro. Desde el empresario del agro, industria, comercio y la banca que operen honradamente.
El asalariado que recibe su paga y por mínimo que sea es una bendición económica que al menos satisface las necesidades básicas de subsistencia.
Dicen que el dinero no es la felicidad, pero es parte de ella, la base no es tener en exceso o los extremos no tener nada.
El problema es cuando se quiere obtener dinero a través de cualquier actividad ilícita, donde no solamente reciben dinero maldito que también les condena hasta el alma.
Frase bíblica, “Timoteo, El principio de todos los males, el amor al dinero”. Obteniéndolo de la peor manera. La avaricia del que teniéndolo, pero quiere más y más. O el que no tiene, pero quiere conseguir de la manera que sea.
Cuántas personas a través de la historia, el dinero ha sido su desgracia y peor castigo. Por la maligna forma que lo alcanzaron.
Dinero que destruye al portador y a su familia. De qué te sirve vivir con tanta ostentosidad, lujos y placeres. Que al final te mantienen encerrado en una jaula de oro.
Millonario pobres, que pierden el sueño, hambre, la paz y los condenan a ser esclavos de esas riquezas que al final los llevará a una prematura muerte o a una prisión de por vida. En un país llamado Honduras.